Sara y Érica son dos amigas
universitarias que comparten piso desde que comenzaron la carrera hace más de
dos años. Sara es una chica morena de estatura media, es guapa de cara y es
delgadita, lo que la hace ciertamente resultona con los chicos, aunque es algo tímida
y no suele llamar la atención de estos. Érica es rubia, más bien bajita, y su físico
es más voluptuoso. Érica resulta muy atractiva para los hombres, tanto que a
pesar de no tener un carácter muy accesible siempre se le acercan los chicos, y
cuando salen las dos, siempre triunfa ella. No es que Sara le tenga envidia a Érica,
pero la ha invitado dos veces a las fiestas de su pueblo, y claro, Érica no ha
perdido el tiempo, liándose con algunos de sus amigos, y eso pues no le ha
acabado de hacer mucha gracia.
La primera vez que la llevo a su
pueblo se lio con Luis. Un chico alto, moreno y delgado. No es de los mejores
amigos de Sara, de hecho él intento salir con ella en la adolescencia, pero
ella sabía que solo quería sexo y no quiso nada con él. Era el típico chico de
polvo para un día. Y así trato a Érica, que también quería lo mismo, pero no
tardo en enterarse de los detalles de aquella noche. Habían aprovechado el lio
de gente en la verbena para marcharse a un granero en las afueras del pueblo. Según
él, ella le había quitado el cinturón a toda prisa, y se había abalanzado sobre
su polla comiéndosela. En cuanto la tuvo dura, ella se bajo los vaqueros
ajustados y el tanga; mientras él, se puso el condón, y echaron un polvo rápido.
Cuando volvieron a la verbena, hicieron como si no hubiera pasado nada, pero Érica
si le conto a Sara que se había tirado a su amigo.
La segunda vez que fueron al
pueblo de Sara, Érica acababa de dejarlo con uno de sus novios. Iba con la idea
clara de tirarse a alguno de los amigos de Sara. Se lo monto con Javi, que era
4 años mayor que ellas, y que aunque no era realmente del grupo de amigos de
Sara sí que la conocía de siempre, y se llevaba muy bien con ella. Esa vez Javi
se la llevo a su casa, donde pasaron parte de la noche y gran parte de la mañana
teniendo sexo.
Sara no se sentía a gusto
volviendo a llevar a Érica a su pueblo. Sabía que Érica llevaba un mes sin
tener sexo. Y sobre todo porque los del pueblo ya la tenían como el polvo fácil
de las fiestas, y parecía que se la estaban rifando. Claro que no podía decirla
que no fuera, porque era su amiga, y porque también la habían invitado sus
propios padres. Ellos pensaban que ella era una gran amiga, y que Sara quería
que estuviera allí, pero Sara no lo veía tan claro y decidió que tenía que
buscar una solución al problema.
Las fiestas empezaban el viernes
por la noche y acababan el domingo con la comida. Ellas iban siempre el sábado que
era el día en que más gente bajaba, así que tenía que buscar la manera de
convencer a Érica para salir el viernes. Había hablado con el ex de Érica,
Jorge, y sabia que estarían en un bar llamado “Puzzles”. Si se encontraban podría
saltar la chispa, Érica llevaba un mes sin follar, y siempre había dicho que Jorge
la follaba muy bien, que la tenia cogido el tranquillo. Le costó convencerla un
poco, pero Érica accedió a cambio de que Sara le debiera un favor.
Cuando llegaron a “Puzzles”,
Jorge estaba en una esquina con sus amigos, pero no dudo en acercase a saludar.
Al principio Érica estaba un poco reticente, pero Jorge poco a poco fue ganando
terreno hasta que esta, también ya un poco borracha, decidió que lo mejor era
darse una alegría. Se fueron a un parque cercano, conocido por ser un buen
sitio para emergencias de este tipo, y después volvieron con Sara y el resto.
Cuando regresaron a casa eran ya
las 5 de la mañana. Se encontraban en la cocina en sendos camisones comiendo
algo antes de irse a dormir. Sara estaba aliviada, porque Érica y Jorge habían acabado
la noche entre risas, y quizá hasta no iría con ella a las fiestas.
-Bueno cuéntame, ¿Has vuelto con Jorge o qué?
-No, no he vuelto. Ha pasado un buen rato esta noche y nada más.
-¿Ha pasado?
-Si bueno. Le había hecho creer que íbamos a follar, pero en
cuanto se ha bajado los pantalones, entre la paja y la chupada se ha corrido
deprisa. Lo de siempre cuando estábamos juntos, se corría deprisa la primera
vez, y luego en el segundo intento siempre aguantaba bien, y por eso me gustaba
mucho cuando follábamos.
-¿Y no habéis intentado un segundo polvo?
-No era lo que quería. Tengo otras perspectivas para el día
de mañana. De todos modos diría que me debes un favor.
-¿Cómo que no era lo querías? Hace un mes que no te veo con ningún
chico. Pensaba que querrías echar un polvo, y Jorge siempre te tuvo satisfecha
al fin y al cabo.
-Jorge ya no tiene misterios para mí. Si quisiera me lo podría
tirar todos los días, y no tener nada realmente con él. Quiero probar cosas
nuevas.
Érica volvió a su habitación y volvió
con un cofre cerrado. Sara la miraba extrañada.
-Quiero que me devuelvas el favor que te he hecho saliendo
hoy contigo como querías. Quiero que veas lo que hay en este cofre, pero es una
sorpresa. Quiero que primero cierres los ojos, y pon las manos a la espalda,
que no quiero que lo toques.
-¿Las manos a la espalda? ¿Es una broma?
-El favor es esposarte las manos para que no toques lo que
vas a ver, es que lo que te quiero enseñar, es muy personal y no quiero líos.
Cuando lo veas lo entenderás.
-¿Pero qué diantres tienes en ese cofre? ¡No me asustes¡ ¡No
hace falta que me pongas unas esposas¡
-Ya lo veras. Yo estoy segura de que te va a encantar. Además
me debes el favor. ¿Me lo vas a negar?
Sara se lo pensó dos veces, pero
le debía el favor a Érica, así que al final miro a Érica y esta procedió a ponerle
las manos en la espalda, y le puso unas esposas que había usado ya en alguna
aventura erótica con algún amante. Érica abrió el cofre y lo puso delante de
Sara. Sara abrió los ojos y se quedo extrañada.
-¿Qué es eso? ¿Una especie de consolador?
-Es un arnés que me voy a poner a la cintura, aquí en este
lado tiene un pene de tamaño medio que me entrara a mi por mi vagina, mientras
que este pollote que está en el lado de fuera va a ser para ti.
-¿Cómo que para mí?
Érica sin más explicaciones cogió
a Sara y la llevo cogida del brazo hasta su cama y la tiro en ella. Sara
intento darse rápido la vuelta, a la vez que gritaba a Érica, pero esta saco rápido
un ball gag de uno de los cajones y se lo puso a Sara en la boca.
-Mira, si quieres que mañana no me tire a cualquiera en tu
pueblo te vas a tener que esforzar. Ya sé que no querías que fuera porque no te
hago quedar muy bien con tus colegas, pero francamente estoy un poco cansada de
tirarme zoquetes sin ningún tipo de emoción. Te voy a follar, y espero que te
lo tomes con más ganas, porque sino mañana también tendré ganas de montármelo con
alguno de tu pueblo. Quizá hasta con tu padre, que siempre me está mirando con
esos ojos de salido.
Sara intento decir algo, pero no
pudo. Érica tiro hacia arriba de su camisón, sacándoselo por la cabeza, y se le
quedo colgando de los brazos. Llevaba solo un tanga blanco liso. Érica se tiro
a por sus pezones y empezó a estimularlos. Sara no pudo evitar que se le
pusieran duros, hacia también tiempo desde que había tenido sexo la ultima vez,
y tampoco le gustaba masturbarse a sí misma, le parecía antinatural.
-Si, ya verás como todo esto te va a encantar.
Érica tumbo a Sara boca arriba y
tiro de la goma del tanga hasta sacárselo por las piernas. Después se lanzo a
devorar su sexo. Mientras lamia desde sus labios a su clítoris, arriba y abajo,
la masturbaba con un dedo. Sara no podía evitar empezar a notar su sexo
humedecerse. Se empezaba a notar cada vez más caliente, y cuando más estaba
disfrutando Érica se paro.
-Ahora te toca a ti. Si te quito el ball gag y gritas, te
castigare. Quiero que me hagas una buena comida de coño. Y no te me hagas la
recatada, que ya he oído como se la chupas a los chicos cuando estás bien
caliente.
Sara se había puesto más roja todavía
al darse cuenta que su amiga sabia más de lo que ella pensaba. Siempre había sido
la recatada de las dos. No se liaba con ningún chico pensando en solo una
noche. Tenía que haber algo más. Era algo en lo que había chocado siempre con
su amiga, a la que realmente no le importaba estar un día con un chico y al día
siguiente con otro, si eso era lo que ella quería. Érica se puso encima de la
cara de Sara, y dejo caer parte de su peso sobre ella. Sara se esforzó en lamer
lo más rápido y mejor posible, mientras que Érica movía su pelvis hacia delante
y hacia detrás, haciendo el roce con su lengua lo más efectivo posible. Érica
estaba disfrutando mucho. Sabía que su amiga no solo se estaba esforzando en
darla placer no solo por las consecuencia que trajera no hacerlo, sino que la
notaba caliente de verdad, notaba que estar ahí lamiendo el sexo de su amiga,
esposada, la excitaba mucho, así que empezó a acariciar con una mano la entrada
de su sexo. Sara aparto sus piernas, dejándole bien expuesta la entrada de su
sexo a su amiga.
Después de un rato acariciándola,
Érica dejo de hacerlo para mantener a Sara excitada, y deseosa de notar roce en
su sexo. Sara se agitaba buscando la mano pero no la encontraba.
Érica se levanto, y cogió el arnés.
Sara la miraba mientras se lo ponía. Empezó a ponérselo entre las piernas, y
cuando el pene de goma llego a su entrepierna cogió un bote de lubricante, para
ayudar a metérselo. Érica noto el frio de la goma y el lubricante, lentamente empezó
a introducírselo, y cuando acabo una sonrisa de excitación le lleno la cara.
Miro a Sara.
-Creo que a ti no te hará falta ningún lubricante.
Sara realmente estaba mojada. La
colcha de la cama tenía un lamparon en mitad de la misma. No podía levantarse.
Estaba con las piernas bien abiertas, y las rodillas flexionadas, apoyando los
pies en la cama. Miraba a Érica con un enorme pene de goma como nunca había visto
antes. Estaba tan excitada que ni había pensado que problemas podría tener en
que la metieran algo así. Al principio noto como le costaba, incluso por unos
instantes sintió dolor, pero Érica supo metérselo poco a poco, al igual que empezó
a moverse lentamente hasta que vio que el enorme pene de goma se deslizaba con
cierta facilidad dentro de su amiga. Sara empezó a gemir con fuerza, y el pene
de goma dentro de Érica empezó a vibrar a la vez que ella se movía.
La vibración era realmente
efectiva, pero no quería que su amiga se corriera antes que ella, así que empezó
a pellizcarle los pezones, darle palmas en el clítoris, e incluso pellizcárselo.
Sara grito, así que Érica le volvió a poner el ball gag y la dijo que la
esperaba un buen castigo. Al cabo de un rato Érica tuvo su orgasmo, pero Sara
se quedo justo al borde. Sintió una gran frustración al ver como Érica le
sacaba el enorme pene de su coño. Estaba lleno de flujos, pero Érica parecía decidida
a no darle más placer.
-Ahora, aparte de no dejar que te corras, te voy a dar un
poco por el culo.
Sara intentaba gritar, pero no salían
más que balbuceos de su boca. Érica cambio el pene grande del arnés y paso a
poner uno de tamaño más normal tirando a pequeño. Después dio la vuelta a Sara,
que trataba de resistirse sin ningún resultado, puso lubricante sobre el pene
de goma y empezó a introducírselo lentamente. Ahora la sorpresa fue para Érica,
el pene de goma entraba con más facilidad de la que ella pensaba.
-Así que también te has estado dejando dar por el culo. ¡Vaya,
vaya con la modosita¡ Va a ser cierto lo que me dijo Luis que en realidad
follarte no te follo porque querías mantener la virginidad, pero que si que te
dejaste dar por el culo. ¡Y tu diciendo que jamás estarías con alguien así¡
Érica estuvo penetrando a Sara
hasta que un nuevo orgasmo la sacudió a través del vibrador. Después sin
sacarlo de Sara se lo quito lentamente. Según se lo iba sacando, iba cayendo un
reguero de sus fluidos, mojando todo el arnés y las nalgas de Sara.
-Creo que me voy a dar una ducha primero, mientras decido si
te dejo así toda la noche.
Érica apago la luz al salir, y
Sara se quedo así hasta la mañana siguiente, Con un pene de goma metido en su
culo, y tremendamente frustrada por el calentón insatisfecho que Érica le había
provocado.
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