Enrique tenía 27 años. Era de
estatura alta con su metro ochenta largo, complexión corpulenta, pelo negro,
ojos marrones y una cara del montón. No era un tipo existoso con las mujeres a
pesar de llevarse muy bien con ellas., el lo intentaba constantemente, pero o
bien ellas siempre preferían a otro de su grupo de amigos, o simplemente le veían
como alguien simpático con quien no se querían acostar. Hacía ya mucho tiempo
que no tenia sexo con ninguna chica, asi que se decidió a buscar una de pago.
Nunca le había hecho gracia la
idea, pero ya habían pasado unos 4 años desde la última chica que quiso
acostarse con el, y veía pasar el tiempo sintiendo que lo estaba perdiendo.
Algo le estaba reconcomiendo por dentro, asi que empezó a buscar en los foros
opiniones acerca de las prostitutas de la ciudad. Pronto encontró un foro con
experiencias de personas de su ciudad, y aprendió donde buscar anuncios de
prostitutas por internet. Observo que había una brasileña de pelo rubio y
grandes pechos, pero que tenía su cara tapada en las fotos. En los foros decían
que era la mejor, en simpatía y en complicidad con los clientes, además de
follar muy bien, pero justo en esa época no estaba en la ciudad. Observo otras
dos chicas de las que hablaban bien en los foros: una española similar a la
brasileña pero con la piel más blanca y una puertorriqueña morena, una mulata
de piel marrón claro, grandes pechos y muy voluptuosa. La española le parecía
muy atractiva, pero a la puertorriqueña la descarto rápidamente porque no
estaba muy seguro de poder soportar el acento sudamericano que tanto asco había
cogido por culpa de las compañías telefónicas.
El caso es que mirando los
anuncios vio a una japonesa que se hacía llamar Tanaka. En las fotos se podía
ver un bello rostro japonés, no tenía unos pechos muy generosos, pero había que
reconocer que tenía un cuerpo muy agradable a la vista. También había unos
anuncios de otra japonesa que se hacía llamar Mistress Akane, una domina que se
anunciaba diciendo que era experta en dominación masculina, incluyendo bondage,
facessiting, spanking, castidad forzada, denegación del orgasmo, tortura
genital, adoración de pies….. Enrique estaba seguro de que era la misma chica,
pero vestida en cuero negro y con la cara maquillada de otro modo. Todo aquello
empezó a llamar su curiosidad, pero el estaba buscando un polvo nada mas, quería
saber que la chica iba a cumplir, y no tenía ninguna referencia de la japonesa.
Estaba pensando en llamar a la española o esperar a la brasileña, hasta que un día
llego una experiencia de la japonesa a uno de los foros. En ella se comentaba
que la chica era muy profesional, simpática y aplicada. Que era muy limpia, la
chupaba con el condón puesto y que si veía que el cliente no era decidido ella
era capaz de tomar la iniciativa hasta que este empezara a coger confianza. A
Enrique le gusto mucho lo que estaba leyendo, porque no sabía muy bien cómo iba
el tema de quedar con una prostituta, y saber de una cuyo trato era así le
ayudo a tomar la decisión de llamarla. Además le daba mucho morbo quedar con
ella pensando que era una dominatriz.
Quedo un viernes por la tarde a
eso de las 7. Ella trabajaba en un piso a las afueras de la ciudad, en una zona
con poco movimiento, lo cual resultaba muy discreto. Cuando ella le abrió la puerta,
lo estaba esperando vestida con un camisón muy corto de seda negro de encaje,
unas medias negras de encaje y unos zapatos de plataforma con un gran tacón de
aguja para disimular lo pequeña que era. Pero lo que más llamo la atención de
Enrique es que se había maquillado como en los anuncios de Mistress Akane, con
una sombra de ojos achinando más sus ojos, lo cual les daba una fuerza
increíble. Ella le beso, le cogió de la mano y lo llevo al cuarto, donde le
empezó a desnudar para después llevárselo al baño para limpiarle sus genitales.
Después le seco con una toalla, le llevo a la habitación de nuevo y le pregunto
si quería tomar algo. Enrique estaba algo nervioso por la situación, pero no
quiso tomar nada. Ella entonces tomo la iniciativa. Le beso calurosamente en
los labios y le empezó a acariciar el pene. Enrique se empezó a dejar llevar y
metió las manos debajo del camisón notando que no llevaba nada debajo. La
acaricio las caderas, y apartándola un poco le saco el camisón por la cabeza.
Ella le volvió a besar, pero esta vez pego su cuerpo desnudo contra el cuerpo
de Enrique, con sus sexos rozándose mutuamente. El pene de Enrique empezó a
ponerse duro, se olvido de la tensión de la situación y la subió a la cama
cogiéndola por las nalgas. Bajo lentamente por su cuello, acaricio y olio la
piel de sus pechos, lamio los pezones y bajo acercando su rostro por el vientre
hasta su sexo. Lo estuvo devorando durante unos 5 minutos, lamiendo su clítoris
con la lengua e introduciéndose en su humedecida cueva. La japonesa, que
realmente estaba disfrutando del momento, decidió coger un preservativo de la
mesilla y le dio la vuelta a la situación poniéndose encima de Enrique. Le puso
el condón y empezó a chupársela, arriba y abajo, subiendo y bajando con su cabeza.
Después de un par de minutos Enrique no pudo evitar correrse. Había sido mucho
tiempo sin estar con una mujer y Tanaka realmente le estaba excitando mucho.
-“No te preocupes que tenemos tiempo para que se te vuelva a
poner dura” Dijo ella. “Has contratado una hora.”
Estuvieron hablando un rato de
trivialidades, cosas como porque se había venido ella a vivir a España y cosas así.
Cuando ella creyó que ya había pasado el tiempo suficiente le empezó a
acariciar el pene con los dedos otra vez. El la beso, y ella se acerco mas a el,
poniéndole una pierna por encima del vientre, acercando sus sexos. Enrique
volvió a sentir su pene duro, ella le puso otro condón y se sentó a horcajadas
sobre el. La imagen excito tremendamente a Enrique. Además, ella se empezó a mover
como una diosa. En otro par de minutos se volvió a correr abundantemente.
Enrique estaba desfallecido. La japonesa le había sabido llevar a su terreno
completamente, y este no había soportado ni 5 minutos entre las dos ocasiones. Todavía
faltaban algunos minutos para hacer la hora, pero Enrique ya estaba satisfecho.
Estuvieron hablando un rato más, y a Enrique le pico la curiosidad:
-Oye perdona, ¿tu no eres también Mistress Akane? Es que vi
los anuncios también, y me pareciste la misma.
-Si lo soy sí. Pero el tema de la dominación es algo que no
me acaba de dar dinero. Es lo que más me gusta hacer, pero a pesar de que a
mucha gente le gusta no se atreven a llevar a cabo sus fantasías.
-Nunca me había planteado nada así, pero la verdad que me
dio cierto morbo al verte en el anuncio y leer lo que hacías.
-Si quieres podríamos quedar otro día, y hacemos una sesión más
orientada a alguien que desea empezar a conocer el mundillo. Yo sería tu ama y
tu mi exclavo. La tarifa seria la misma, pero lo que suceda en esa cita podría no
ser exactamente tener sexo…. que también podría ser.
-¿A qué te refieres?
-Pues por poner un ejemplo, podría ordenarte que me
limpiaras el salón desnudo mientras yo te azoto para que lo hagas con más
ganas, o podría atarte las manos a la espalda y obligarte a ser mi reposapiés
mientras miro la tele. También podría tenerte lamiéndome los pies, o haciendo
que me practiques sexo oral como antes, que me ha gustado mucho. Pero siempre
decidiría yo que es lo que hacemos desde el momento en el que entras por la
puerta.
-¿Y sexo en el que yo recibiera placer?
-Bueno. La idea principal de que seas exclavo es que el
placer lo reciba tu ama. Podría ser que tuviéramos sesiones de control de
orgasmo, que te follara con un arnés o que me apeteciera incluso llegar a tener
sexo contigo, pero la idea básica es que se haga lo que a mí me de placer. Si
quisieras orientarlo solo al sexo tampoco habría ningún problema, pero eso no
significaría que tu obtuvieras placer según lo que quieras ese día. El placer
para ti seria que yo obtuviese el mío.
-¿Follarme con un arnés?
-Si mira, te traeré algunos juguetillos que uso para la
dominación.
Tanaka salió de la habitación, y
volvió al cabo de un rato con un par de maletines llenos de diversos juguetes eróticos.
Le empezó a enseñar gags de bola para mantener callado al esclavo, pinzas para
los pezones, esposas para las muñecas, collares de exclavo, una varilla con una
rueda de pinchitos al final que al pasarla por la piel daba una extraña
sensación, como si le pasaran un montón de agujas por encima de la piel, una
fusta, una especie de guantes de plástico como bolsas donde iban metidas las
manos inutilizándolas, consoladores....
-Mira esto es un arnés. Yo me lo pongo en la cintura y en
esta guía de la parte frontal pongo un consolador u otro. La idea es darte por
el culo con ellos. Empezaríamos con los pequeños claro. Aunque no te lo creas
es algo que os acaba encantando a todos.
Enrique no puso muy buena cara
cuando la vio con el equipo puesto. Había probado todos los artefactos pero ese
no pensaba hacerlo, aunque la verdad es que todo aquello le estaba volviendo a
excitar y ya se estaba poniendo cachondo otra vez.
-¿Y esa cajita que es? Dijo señalando una especie de cajita
opaca como de plástico con un aro grande.
-Es un aparato de castidad masculino. Con eso puesto no
puedes ni tener una erección, así que de tener sexo y correrte ni hablamos.
Aquello hizo calentarse aun más a Enrique, aunque su pene no
se puso duro en el momento. Aun necesitaba algo de descanso, pero ya le empezaba
a cosquillear.
-¿Cómo funciona?
-Pues mira esto se pone así: Abres el aro, lo pones por
detrás de los testículos y el pene - según lo explicaba se lo iba poniendo – lo
cierras y aquí arriba donde están estos
dos agujeros van estas dos guías que están en el capuchón. –Cogió el capuchón,
metió su pene dentro e inserto las dos guías en los agujeros de la parte de
arriba. El noto que la parte saliente de su glande quedaba atrapada por otro
saliente en el interior de la capucha. Sonó un clic.
Enrique observo el artefacto, y
vio que su pene había quedado encerrado en el.
Realmente había quedado ajustado por el aro, y la capucha se ajustaba
bastante bien, además el saliente interior impedía sacar el glande que estaba
atrapado dentro.
-He notado algo atrapándome el glande por dentro. ¿Esto se
podrá sacar no? No veo como se abre esto.
-No te preocupes por eso. Funciona por bluetooth, con un
programa muy sofisticado que tengo. Lo que notas en el interior es una pieza
móvil que se retira hacia atrás cuando se desbloquea el aparato en sí, pero que
si quieres sacar el pene tendrías que desgarrarte el glande para hacerlo. La
pieza mantiene el calor en tu pene, asi que no se hará más pequeño, y aunque así
fuera la pieza se adapta a los cambios de temperatura ajustándose. El aparato
es de un material similar al de la fibra de carbono, es realmente duro, y ha
pasado por muchas pruebas. Se usa en la formula uno por ejemplo para diseñar
partes de los cascos por ejemplo. Aguanta grandes temperaturas y es
prácticamente irrompible. Sería más fácil cortártela que sacarla intacta de ahí
dentro. Y mira esto – Ella saco su móvil y inicio una aplicación. El aparato
empezó a emitir descargas placenteras en el pene de Enrique, que cuando intento
ponerse duro no pudo.
-¡¡Ay¡¡ Esto por un lado mola. Es muy estimulante, pero
duele mucho cuando mi pene se intenta poner duro.
-Ja, ja,ja. Ya lo sé. Es para castigar al exclavo. Con el
móvil puedo hacer muchas cosas, pero no liberarte. Eso se tiene que hacer desde
un ordenador. Lo que sí puedo hacer es programar juegos o darle un tiempo para
que se abra solo, pero como mínimo son 3 meses.
-¿Juegos?
-Si. Por ejemplo puedo poner que exista la oportunidad de
que se abra una vez a la semana, pero solo si lo intentas abrir en un intervalo
de tiempo determinado. Por ejemplo, si lo pusiera de ahora en una semana,
podría poner una hora al azar en el que se podría abrir si en esa hora lo
intentas, pero si lo intentaras y fallaras pos tendrías que esperar a la semana
siguiente. También puedo hacer que el aparato te de descargas al azar, excitándote
y dejándote dolorido y frustrado. La batería se carga con el movimiento de tu
cuerpo.
-Joder que maquiavelico. Me está empezando a dar cosa llevar
esto puesto – Pero Enrique se estaba sintiendo muy excitado ante todo eso, y su
pene ya recuperado le estaba dejando en evidencia apretado en el aparato de
castidad - ¿Puedes quitármelo ya?
-Vamos a quedar para otro día. Yo se que todo esto te está
gustando. No hay más que ver la cara que has estado poniendo, o como tu pene te
esta martirizando ahí dentro.
-No sé, es que es un gasto de dinero muy grande. Deja que me
lo piense un poco. – Enrique estaba muy excitado y ya solo pensaba en sacar su
pene del aparato. Pero la verdad es que todo aquello le asustaba y no estaba
muy seguro de querer seguir adelante. Más bien tenía pensado no hacerlo.
-Creo que no lo estas entendiendo bien exclavo. Una vez que
te he puesto eso tu sexo es mío, y con ello tu voluntad también. Necesitas
disciplina. A partir de ahora me llamaras Ama Akane, y si quieres que te saque
de ese aparato tendrás que venir a menudo por aquí. No permitiré que faltes más
de una semana seguida. Si no vienes tomare medidas como activar alguno de los
programas de tu aparato o lo dejare en función cerrado permanente.
-Pero yo no acepte ser tu exclavo. ¡Quítame esto ahora
mismo¡- Grito Enrique, pero ella toco una tecla en el móvil y una descarga
eléctrica hizo doblarse a Enrique en el sitio. A los pocos segundos volvió a
tocar la tecla y se paro.
-Ahora ya da igual lo que quieras. No vuelvas a tratarme así
o te arrepentirás. Debes acabar todas tus frases con Ama o Ama Akane. Quiero sumisión
y disciplina. Ahora vístete y vete.
-Pero yo no tengo trabajo ni dinero para pagar todo esto –
Lamento Enrique. Ama Akane le dio otra descarga.
-He dicho que me llames Ama o Ama Akane. Si no tienes dinero
iras debiéndomelo, y con intereses. Si no hay dinero no te liberare del
cinturón y estarás todo el día frustrado por no correrte. Ahora vete.
-Si ama.
Enrique se vistió y se fue.
Estuvo el resto del día pensando en lo sucedido, y no pudo evitar sentirse
excitado de nuevo. El dolor y la frustración de no poder correrse apenas le
dejaron dormir esa semana. Pensó en como librarse de esa cosa pero la única
solución era que la ama Akane se la quitara. Justo cuando pasaron 7 días volvió
a quedar con su nueva ama. Ella le recibió vestida completamente con un vestido
escotado de cuero con minifalda ajustada y unas botas altas de tacón de aguja
atadas por detrás con cordones.
-¡Te gusta apurar eh¡ Tan solo decirte que te has librado
porque hoy no tenía ningún cliente, pero espero que tengas en cuenta que si
tengo uno no quedare contigo, y si pasan más de 7 días de una cita a otra ya
sabes que no te liberare del aparato aunque me pagues. Ahora quiero que limpies
la cocina. Tienes menos de una hora. El tiempo que reste de la hora es el
tiempo que tendrás para que te libere y te de un orgasmo.
-Si ama.
Enrique ilusionado se dio prisa
en acabar la tarea. En apenas media hora acabo. Por un momento creyó que ella
le liberaría y el podría escapar.
-Ahora quiero que te desnudes y te tumbes encima de la cama.
-Si ama.
Enrique se tumbo en la cama y el
ama Akane le esposo las muñecas al cabecero de la cama y los pies a la patas de
la misma, abriendo bien sus piernas. Enrique supo entonces lo difícil que sería
escapar. El ama fue a por un portátil y empezó a teclear. Al cabo de unos
segundos sonó un clic y el aparato se abrió. Saco el pene de Enrique que se
endureció al instante. Ella no le prestó mucha atención. Saco una crema
depilatoria y rasuro toda la zona genital de Enrique.
-Es una crema especial para que no te crezca pelo ahí. Sera
mas higiénico que lo tengas así. No se sabe cuánto tiempo estarás con el
aparato puesto. Quizá acabes llevándolo toda la vida. Tenía un exclavo en Japón
que un día intento arrebatarme el portátil para quitarse el cinturón. Me llego
a agredir una vez que me pillo desprevenida. Fallo la contraseña, porque la
cambio cada semana, y el aparato se cerró automáticamente por 3 meses. Me grito
para que lo liberara, pero yo no podía hacer nada en ese momento. Además me
había llegado a agredir. Le saque de casa a rastras, pues soy una karateka
excelente, y cuando volví al ordenador puse la contraseña correcta y le tuve 3
meses con descargas al azar, para después dejarlo en castidad permanente el
resto de su vida. Los aparatos valen una dineral, pero me quedo con una parte
importante de vosotros.
Cuando acabo de rasurar a
Enrique, cogió su pene aun más duro y con gotas de líquido pre-seminal en la
punta y lo masturbo apenas unos segundos hasta que estallo en un orgasmo.
Enrique sintió como se le nublaba la vista, y se sentía en el cielo al
correrse. Después la ama Akane lo limpio y volvió a poner el aparato en su
sitio. Después empezó a quitarle las esposas y las ataduras.
-Sabes esclavo, si quieres volver a tener sexo conmigo
deberías hacer que se me canse la mano de masturbarte más de lo que me cansaría
follando contigo.
-Si ama.
-Ahora vístete y márchate.
-Ahora mismo ama
6 días pasaron hasta la siguiente
cita. Enrique la concertó en cuanto pudo para no jugársela. Estaba aterrado
ante la idea de quedar encerrado en el cinturón para siempre. Aunque la
realidad era que el orgasmo de la semana anterior había sido el mejor de su
vida, y realmente empezaba a sentirse atraído hacia la idea de ser el exclavo
de ama Akane.
-Hoy toca limpiar el baño también aparte de la cocina. Así
que date un aire si quieres tu recompensa.
-Si ama.
Enrique corrió para acabar todo
lo rápido que pudo. Tanto que rompió un plato cuando lo estaba fregando.
-Ese descuido te va a salir muy caro exclavo. Además de
pagar el plato te voy a castigar.
-Como usted quiera ama.
Cuando acabo el ama le obligo a
bajarse los pantalones y tumbarse boca abajo en la cama. Le azoto hasta dejarle
marcas en las nalgas. Después le puso boca arriba y le ato a la cama como la
vez anterior. Solo faltaban 5 minutos para el final de la hora. Le quito el
aparato y su pene se puso duro al instante. Le empezó a masturbar rápidamente.
Esta vez Enrique quería aguantar más tiempo sin correrse para ver si tendría
una oportunidad de volver a tener sexo con la ama Akane. El dolor de sus nalgas
le ayudo a evadirse de las oleadas de placer que le recorrían el miembro debido
a la ágil y trabajada masturbación a la que le estaban sometiendo. A los 3
minutos el ama Akane se detuvo de golpe.
-¿Por qué se detiene ama?
-Va a dar la hora. No voy a estar ocupándome de ti pasada
esa hora. Tienes que estar con el aparato puesto y libre de ataduras al acabar
la hora.
La ama pellizco sus testículos y realizo una maniobra
extraña en la base del pene de Enrique y este paso a estar flácido en apenas
unos segundos. La frustración se apodero de el.
-Pero no me he corrido ¡joder¡ ¡¡Yo he cumplido mi parte del
trato¡¡
Ama Akane cerró el dispositivo y le golpeo con fuerza en el
estomago.
-Te he dicho como debes tratarme. Si quisiera podría tenerte
aquí como exclavo permanente, y siempre tendrías que hacer lo que yo dijera. Te
estoy tratando como un cliente dándote el derecho a tener algún tipo de placer.
Tenías poco tiempo y deberías haber aprovechado. O no haber roto el plato y así
habrías tenido más tiempo. ¡Ahora vete¡
-Si mi ama.
Enrique salió dolorido y
frustrado. Pero la cosa no mejoro en la siguiente semana, en la que debido a
sus compromisos y los de ama Akane no pudo quedar con ella. En cuanto quedaron,
ella le castigo a una dura semana de descargas al azar, y sin derecho a
correrse otra semana más. Enrique apenas dormía por las noches, si no era por
el dolor de su pene o la frustración de no poder tener un orgasmo, era porque
lo despertaba una descarga en mitad de su sueño.
Pasaron los meses y el procuro ir
siempre cada 4 o 5 días a verla. No sabía cómo lo hacía, pero siempre conseguía
el dinero para pagar. Si no era dando clases, era haciendo arreglos a amigos o simplemente
trabajando en pequeños curros. No siempre conseguía acabar sus labores antes de
acabar la hora, a veces simplemente ama Akane no quedaba satisfecha con algo
que el había hecho y lo dejaba con el aparato puesto. Enrique aun así se
esforzaba en aguantar cuando tenía tiempo para ver si había alguna posibilidad
de que ella tuviera sexo con el. De todos modos cada vez ella se lo ponía más
difícil para que no le diera tiempo a acabar sus tareas y así no tener que
masturbarlo, y así a su vez que fuera más sumiso. El último mes no había
conseguido acabar ningún día las labores a tiempo. Pero entonces salto la
noticia.
Ama Akane debía volver a Japón
por temas de permiso de trabajo en España. Así que llamo a Enrique para
liberarlo y darle una última cita. Enrique se sintió aliviado por una parte,
pero por otra se había adaptado a la vida de sumiso y no sentía la necesidad de
buscar mujeres, o de cambiar su vida sexual.
-Hola Enrique. Supongo que estarás nervioso, e impaciente
por salir de esa jaula para siempre –le dijo mientras entraban al cuarto de
estar. Era el primer día que la veía vestida con ropa normal de calle. Unos
vaqueros y una camiseta escotada, con unos zapatos de plataforma con un tacón
normal. Apenas iba maquillada.
-Sabes en el fondo todo esto me había gustado. Ahora mismo
creo que estaba empezando a sentirme bien con todo esto, ama Akane.
-No hace falta que me llames mas ama Akane, aunque no me
quejare si me lo sigues llamando. Sabes, podrías venir a Japón conmigo y vivir
en mi casa conmigo como exclavo, pero eso si, como exclavo a tiempo total y sin
los derechos de tener placer que tienes ahora.
-Me encantaría la verdad. Últimamente mi alegría era venir
aquí contigo, y mi tristeza era irme ama Akane. Pero me temo que ahora mismo
tengo problemas familiares que debería resolver antes de hacer algo así.
-¿Te gustaría venir cuando resuelvas esos problemas?
-Es que no sé cuando se resolverán, y tiene pinta de que
después tendré otros. De todas formas me gustaría mantener el contacto por si
me surge la ocasión. No tengo ningún miedo de ir de verdad, pero ahora mismo te
prometo que no puedo ama Akane.
-Está bien, luego te daré una dirección de correo por si
quieres mantener el contacto conmigo.
Ella cogió el portátil, y empezó
a teclear. Pero al cabo de un rato todavía no lo había liberado.
-¿Sucede algo ama Akane?
-Es que no sé porque no detecta tu dispositivo. Es como si
estuviera apagado.
-¿Cómo?
-Espera que busco en soluciones a ver que puede estar
pasando –Ella siguió buscando unos minutos- ¡Joder¡ ¡Ya lo he encontrado¡ Tengo
malas noticias Enrique.
-¿Qué pasa?
-Pues que pone que los primeros dispositivos que fabricaron,
como es el tuyo, tienen un fallo de fabrica y el mecanismo que se supone que
recarga la batería tiende a estropearse si no se abre el aparato cada 3 semanas
para descansar.
-Pero, pero, pero. Bueno, Tendrá alguna solución digo yo.
-El aparato es macizo. No hay forma de llegar hasta la
batería para recargarla. Lo siento
Enrique pero te vas a quedar con eso puesto para siempre.
A Enrique se le cayó el mundo a
los pies al oír eso. Llevaba un mes sin correrse y se había ilusionado al saber
que le iban a liberar para siempre. Se sentía completamente frustrado y
agotado.
-¡Dios mío que voy a hacer¡
-Mira Enrique dame tu email, cuando vaya a Japón iré a la
central de la marca del dispositivo y veré que soluciones me dan.
-Oh, ¡Gracias ama Akane¡ ¡Esperare con ansias una respuesta¡
Enrique salió del piso y se fue a
casa. A los pocos días recibió un correo por parte de ama Akane:
Hola querido Enrique
Sé que esperabas que fuera a la
empresa creadora del dispositivo de castidad que llevas pero en realidad te mentí.
No se ha estropeado el dispositivo para nada. Cuando me dijiste que te había
gustado vivir asi, pensé que sería mejor dejarte con el dispositivo puesto y
cambie de opinión acerca de liberarte, asi por un lado pondrías más ganas en
venir a vivir aquí conmigo como mi exclavo total, y por otro lado seguirías
viviendo una fantasía de sumisión y castidad. Lo único que si hice es ponerle
un programa al dispositivo para motivarte. Cada semana será diferente para ti. En
unas tendrás descargas aleatorias, en otras tendrás la posibilidad de liberarte
si aciertas la hora en que la apertura esté disponible, sino tendrás que
esperar a tener otra oportunidad. Habrá otras en las que no suceda nada, pero
asi no las distinguirás. Espero que disfrutes de tu vida en castidad frustrada
si es lo que eliges, pero espero que vengas a Japón a vivir conmigo. Mi vuelo
sale hoy. Ojala nos veamos pronto.
Saludos de Tomito Akane
Enrique corrió hacia el
aeropuerto, no sabía muy bien si para exigir su liberación o para marcharse con
ella. Solo sabía que tenía que llegar al aeropuerto antes de que se fuera.
Cuando llego al aeropuerto la
policía había acordonado toda la zona. Cuando Enrique pregunto qué había pasado
le dieron la peor noticia de su vida: El avión había tenido un problema al
despegar y se había acabado estrellando. Enrique sintió que se quedaba sin
respiración: se acaba de quedar sin su ama y sin la opción de liberarse de un
modo normal del aparato de castidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario