lunes, 25 de febrero de 2013

Dominacion femenina 3







Sara y Erica 2


A la mañana siguiente Érica se levanto sobre las 11. Había dormido desnuda en la cama de Sara. La fiesta del día anterior la había hecho acostarse casi a las 7 de la mañana, pero sabía que los padres de Sara llegarían sobre las 12. Quería apurar el reloj, para que a Sara no le diera tiempo a anular nada, la soltaría sobre las 11:30, para que se duchara rápido, se arreglara y así marchar.
Cuando entro de nuevo en su cuarto, se encontró a Sara aun durmiendo, y la cama todavía húmeda de los restos de flujo vaginal. Procedió a quitarle el arnés lentamente, en lo que Sara se despertó, para después quitarle las esposas. Sara estaba completamente entumecida por haber pasado toda la noche con las manos esposadas a la espalda, y Érica la ayudo a levantarse con cuidado, la llevo al baño para que se duchara y la dijo la hora que era, avisándola de que sus padres estaban al caer y que debía prepararse rápido. En la ducha Sara empezó a rememorar lo que había sucedido la noche anterior, y no pudo evitar sentir un pequeño picor en sus partes. Se empezó a tocar un poco, pero pronto se dio cuenta de que no tenía tiempo para esas cosas en ese momento. Realmente se dio cuenta de que se había quedado con las ganas de correrse el día anterior, y que se había calentado con mucha facilidad y rapidez.
Una vez terminada la ducha, se seco el pelo, se maquillo un poco y salió del baño. Sus padres ya estaban en casa, hablando con Érica. Procedió a vestirse en su habitación, se puso un tanga negro liso, unos vaqueros y finalmente una camiseta de tirantes que dejaba ver las tiras de su sujetador. Y salió a reunirse con todos.
El viaje duraba aproximadamente una hora, y Sara estuvo pensando en todo lo que había pasado la noche anterior. Érica hablaba con sus padres, acerca de la universidad, de algún profesor que sin tener ni idea estaba dando clases, y de cosas en general acerca de la vida cotidiana de ellas. La miraba de vez en cuando, buscando alguna mirada de complicidad, o buscando alguna señal que la arrancara la incertidumbre que había en sus pensamientos: ¿Por qué Érica había decidido tener sexo con ella? ¿Por qué de esa manera? ¿Iban a cambiar las cosas entre ellas? La verdad es que sentirse dominada la había hecho excitarse como nunca, y todavía se sentía excitada, ya que no había logrado un orgasmo. Solo de pensarlo se sentía humedecerse otra vez, y volvía a cambiar de tema en sus pensamientos para que no se le notara.
Llegaron al pueblo, y Sara y Érica ayudaron a la madre de Sara a preparar la comida. Después de la comida estuvieron un rato haciendo sobremesa y jugando a las cartas. A eso de las 6 era cuando los jóvenes del pueblo se empezaban a juntar en la plaza, para ir a comprar la bebida para la noche, y empezar el botellón, pero los amigos de Sara en el pueblo tenían un pequeño garaje habilitado cerca de la plaza, donde se reunían. De camino, las dos amigas por fin solas empezaron a hablar:
-Esto…Érica, ¿a que vino lo de ayer? ¿Me quieres convertir en tu exclava sexual o algo así?
-No Sara, no. Aun es pronto para que lo entiendas, pero es algo que quería que sintieras porque cuando yo lo viví me cambio la vida. Sé que te gusto mucho lo que viviste ayer, es solo sexo, pero es más intenso que un polvo normal. Ahora sé que compartes eso conmigo, y quiero que confíes en mí, porque hoy nos lo vamos a pasar genial, ya lo veras.
Cuando llegaron al garaje, todos los chicos pasaron a fijarse en que Érica había ido a las fiestas. La observaban vestida con unas botas altas, una falda hasta las rodillas y una blusa que apretaba sus pechos. Todos estaban babeando ante las historias que habían oído de ella, además de que realmente la joven rubia era una chica muy sexy. A ella realmente no le interesaba ninguno de esos babosos, pero le encantaba tenerlos ahí a sus pies. Si quería bebida, alguno se la preparaba, y si quería un buen sitio para sentarse, rápidamente lo tenía.
Así pasaron las horas entre bromas, risas y alcohol. Después Érica salió a hablar por el móvil y cuando regreso, le dijo a Sara de dar un vuelta a ver que había. Sara sabia que algo se estaba tramando así que decidió acompañar a Érica. Tan solo la mirada picara de Érica la hizo sentir otro cosquilleo en su entrepierna.
Se dirigieron a uno de los graneros que había en las afueras del pueblo, y allí se encontraron con Javi y otros dos amigos de este, Rodri y Manazas. Los dos eran de la misma edad que Javi, mayores que Sara y Érica. Rodri era un chico normal como Javi, de 1,80 mas o menos de estatura, complexión tirando a atlética y en el fondo dos jóvenes del montón. Manazas sin embargo era el más bruto, criado por sus padres en el pueblo, se dedicaba a cuidar de ganado y a cuidar de sus tierras. Ancho de espaldas, 1,70 de altura, y un poco gordito, aunque lo más llamativo de el eran sus manos grandes e hinchadas por el trabajo en el campo. Sara se quedo sorprendida cuando vio a Érica besarse con Javi, después la aparto con un cachete en el culo.
-Bienvenidas a nuestro chamizo. No pensaba que vendríais las dos. Nunca creí que te expondrías a nosotros de esta manera.-dijo Javi mirando a Sara.
-No sé muy bien lo que está pasando aquí, pero Érica me pidió que confiara en ella y así lo hare.- En realidad Sara estaba completamente entregada a lo que fuera a suceder. La noche anterior había despertado algo en ella, y después de todo Érica ya sabía de qué iba todo aquello. ¿Qué podría temer?
-Bien. Pero lo que tienes que tener claro es que una vez que cruces la puerta de entrada al granero, nosotros mandamos, y tú vas a tener que obedecer al 100%. No podrás salir si no te lo ordenamos nosotros. Eso sí, fuera es fuera y nosotros no te podemos obligar a nada. Si intentas escapar y no lo logras te castigare. Si escapas serás libre, pero si volvieras a entrar por alguna casualidad……Manazas tiene ganas de probar ciertas cosas.
Todos rieron menos Sara. Manazas no era un mal chico, y tampoco era tonto, pero tenía fama de muy bruto, y de que su padre se lo tuvo que llevar de putas para que perdiera la virginidad, ya que debía de tener un pene enorme y mucha falta de delicadeza en el trato a las mujeres por la falta de control de su fuerza. Tampoco había visto nunca a Javi como algo que no fuera un amigo, y con Rodri casi nunca había hablado. Pero aun así se sentía excitada por saber lo que pasaría. Estaba deseosa de tener un orgasmo, y su mente no la dejaba pensar en mucho más.
Una vez dentro vio dos cuerdas colgadas del techo, unas mesas, unas sillas, una nevera, botellas de ron y vodka, y un puesto de herramientas en una de las paredes, con herramientas variadas para hacer los típicos arreglos a la maquinaria de pueblo.
-Muy bien señoritas. Quítense la parte de arriba de sus ropas. ¡Queremos veros esas tetas¡
Las dos procedieron a quitarse la parte de arriba, Sara la camiseta de tirantes y el sujetador, mientras que Érica se quito la blusa. Llevaba como dos pequeñas copas en los pezones para no marcar pezón en la blusa, pero también se las quito. Después las llevaron a las sogas que estaban colgadas en mitad del granero y las ataron las manos, dejándolas con las manos en alto, pero sin levantarlas a ellas. En esa posición ya no podían evitar que los chicos las empezaran a meter mano, pellizcar sus pezones y en el caso de Érica que la metieran mano por debajo de la falda.
-¡Hostia Javi¡ ¡Esta ha venido sin bragas ni nada¡
-¡Normal¡ ¿Para que las quiero si luego me las vais a quitar igual?
Rodri le dio una bofetada, y después la recrimino la insolencia de la pregunta. Después Manazas fue a la pared de las herramientas, y se trajo una pistola de aire comprimido, unos piercings y algodón. Sara se empezó a asustar al ver lo que se estaba tramando, pero miro a Érica que estaba muy tranquila y sonriente, y decidió estarse quieta y callarse. Primero mojaron con vodka los algodones, se los pasaron por los pezones y después procedieron a hacerle los agujeros y a ponerle los piercings. Apenas habían sentido dolor mientras se los pusieron, pero sí que se dieron cuenta de que ahora les notaban especialmente sensibles. Cada piercing tenía una bolita al final del mismo, que de repente empezó a vibrar. Al parecer se activaban cada cierto número de minutos, lo cual haría que se excitaran al notar el roce del metal moviéndose.
Los chicos entonces empezaron a beber, a reírse y hacer bromas. De vez en cuando se acercaban a las chicas y las daban de beber, o se lo tiraban por los pechos, lamiéndoselo después. Ellas notaban el picazón del alcohol en sus heridas recientes.
Sara estaba tremendamente excitada, y al cabo de pocos minutos decidió pedirle a Javi que la quitara ya los pantalones, y que se la follara. Este accedió a la petición en principio, pero solo le quito los pantalones y el tanga, dejándola completamente desnuda. Después la acaricio un poco su sexo mientras la besaba, pero después se aparto, cogió un trapo limpio de la zona de herramientas y se lo puso de mordaza.
-Así que Sarita la recatada que no se quería follar a nadie del pueblo, ahora quiere que se la follen. Me he hecho unas cuantas pajas pensando en ti, pero creo que ahora mismo no me apetece darte lo tuyo. Aquí mandamos nosotros, y tu placer y tu frustración no nos importan.
Se echaron a reír los 3 chicos, y justo después Javi tuvo una idea. Los 3 chicos hicieron un corro y empezaron a hablar entre ellos en voz baja. Después se fueron dejando a las chicas como estaban. Érica empezó a hablarle a Sara:
-Joder Sara, ¡estas más caliente que yo¡ Yo también estoy deseando que me follen un rato, o que me lo coman un poco o lo que sea.
Sara estaba realmente excitada, y cada vez que sentía la vibración en sus pezones se humedecía más y más. Ya notaba como le caían pequeños regueros a través de sus piernas, pero ella solo podía notar el aire fresco que corría acariciando su sexo.
Cuando los chicos regresaron, volvieron con compañía. Habían vuelto con 6 chicos más, entre ellos Luis, algunos más mayores y alguno más pequeño. Estaban flipando con el espectáculo: era de verdad que tenían a Sara y a Érica atadas y bien dispuestas para ellos.
La fiesta comenzó en ese momento, y mientras algunos se llenaban las copas, otros las manoseaban por todo el cuerpo sin ningún pudor. Se iban turnando al principio, para después pasar a hacer juegos con ellas. El que primero acababa una copa tenía derecho a masturbar un poco a la que quisiera, o si alguno se tomaba un chupito de ron o vodka a palo seco este podía dar unos azotes a una de las dos. De vez en cuando también las daban de beber. Estaban las dos tremendamente cachondas. A Érica la habían estado masturbando varias veces, aunque no había logrado correrse, pero los azotes le habían estado cayendo a Sara. Si era algo para relajar la excitación sexual le caían siempre a Érica, mientras que a Sara le caían más bien los castigos.
Los chicos al cabo de un rato estaban ya muy alterados, así que Javi saco una ristra de condones de uno de los cajones, y decidió empezar la ronda de polvos. El iba a ser el primero por supuesto. Iban a ir de uno en uno, y cada uno de ellos iba a escoger a una de las dos para follarsela, o que ella le follara. Agarro una de las mesas y la puso debajo de Érica de tal forma que ella quedaba subida a la misma. Javi se bajo los pantalones y exhibió su pene que ya estaba bien duro. Se tumbo en la mesa y se puso el condón. Después ayudo a Érica ponerse encima de él, de rodillas, de tal forma que ella pudiera ayudarse de la cuerda para subir, bajar y moverse encima de él. Sara los miraba deseosa de que llegara su turno. No podía pensar en otra cosa que en el pene que acababa de ver, y las ganas que tenia de sentir uno dentro de ella, y de correrse de una vez. Cuando Javi acabo, los chicos le ayudaron a salir de debajo de Érica, que había tenido su primer orgasmo. Después fue Rodri, que también escogió a Érica, aunque apenas aguanto un minuto antes de correrse.
Fueron pasando uno a uno cada uno de los chicos, y todos fueron escogiendo a Érica. Ella ya estaba realmente roja y sudorosa del esfuerzo, pero al final se había corrido un par de veces. Sara no podía dejar de mirarla con envidia y frustración. Su hora no acababa de llegar. Hasta Luis escogió a Érica, y fue de los que mejor la supo follar. Érica gritaba y gemía como una loca poseída mientras Luis acompañaba sus movimientos, todos los chicos les miraban con la boca abierta.
Finalmente le llego el turno a Manazas, que había estado esperando el último, y se estaba frotando las manos.
-Yo escojo a Sara.-Sara le miro, pero no sabía si con alivio o con que. Manazas era muy bruto y quizás la haría daño, pero por otro lado quizá con esa polla tan grande valdría por la de los demás- Pero quiero follarte por la boca, nunca me la han chupado, y me han dicho que sabes hacerlo muy bien.
Sara sintió un vuelco en todo su ser. Ni Manazas se la iba a follar como dios manda. Peor aún. Ahora tenía que chupar esa enorme verga. Soltaron un poco la cuerda de Sara y esta se arrodillo ante la mayor polla que había visto en su vida. Cuando se la metió se dio cuenta de que casi no le cabía. Ante los gritos de todos, se esforzó en hacerle una buena mamada, a pesar de tener las dos manos atadas por una cuerda. Al menos agradeció cuando Manazas se fue a correr y se la saco de la boca, para llenarla el pecho con una gran cantidad de semen.
Después de limpiarse, todos llenaron sus copas, y se marcharon hacia la verbena del pueblo, no sin antes dejar a las dos colgadas del techo por sendas cuerdas.

martes, 19 de febrero de 2013

Sara y Erica


Sara y Érica son dos amigas universitarias que comparten piso desde que comenzaron la carrera hace más de dos años. Sara es una chica morena de estatura media, es guapa de cara y es delgadita, lo que la hace ciertamente resultona con los chicos, aunque es algo tímida y no suele llamar la atención de estos. Érica es rubia, más bien bajita, y su físico es más voluptuoso. Érica resulta muy atractiva para los hombres, tanto que a pesar de no tener un carácter muy accesible siempre se le acercan los chicos, y cuando salen las dos, siempre triunfa ella. No es que Sara le tenga envidia a Érica, pero la ha invitado dos veces a las fiestas de su pueblo, y claro, Érica no ha perdido el tiempo, liándose con algunos de sus amigos, y eso pues no le ha acabado de hacer mucha gracia.
La primera vez que la llevo a su pueblo se lio con Luis. Un chico alto, moreno y delgado. No es de los mejores amigos de Sara, de hecho él intento salir con ella en la adolescencia, pero ella sabía que solo quería sexo y no quiso nada con él. Era el típico chico de polvo para un día. Y así trato a Érica, que también quería lo mismo, pero no tardo en enterarse de los detalles de aquella noche. Habían aprovechado el lio de gente en la verbena para marcharse a un granero en las afueras del pueblo. Según él, ella le había quitado el cinturón a toda prisa, y se había abalanzado sobre su polla comiéndosela. En cuanto la tuvo dura, ella se bajo los vaqueros ajustados y el tanga; mientras él, se puso el condón, y echaron un polvo rápido. Cuando volvieron a la verbena, hicieron como si no hubiera pasado nada, pero Érica si le conto a Sara que se había tirado a su amigo.
La segunda vez que fueron al pueblo de Sara, Érica acababa de dejarlo con uno de sus novios. Iba con la idea clara de tirarse a alguno de los amigos de Sara. Se lo monto con Javi, que era 4 años mayor que ellas, y que aunque no era realmente del grupo de amigos de Sara sí que la conocía de siempre, y se llevaba muy bien con ella. Esa vez Javi se la llevo a su casa, donde pasaron parte de la noche y gran parte de la mañana teniendo sexo.
Sara no se sentía a gusto volviendo a llevar a Érica a su pueblo. Sabía que Érica llevaba un mes sin tener sexo. Y sobre todo porque los del pueblo ya la tenían como el polvo fácil de las fiestas, y parecía que se la estaban rifando. Claro que no podía decirla que no fuera, porque era su amiga, y porque también la habían invitado sus propios padres. Ellos pensaban que ella era una gran amiga, y que Sara quería que estuviera allí, pero Sara no lo veía tan claro y decidió que tenía que buscar una solución al problema.
Las fiestas empezaban el viernes por la noche y acababan el domingo con la comida. Ellas iban siempre el sábado que era el día en que más gente bajaba, así que tenía que buscar la manera de convencer a Érica para salir el viernes. Había hablado con el ex de Érica, Jorge, y sabia que estarían en un bar llamado “Puzzles”. Si se encontraban podría saltar la chispa, Érica llevaba un mes sin follar, y siempre había dicho que Jorge la follaba muy bien, que la tenia cogido el tranquillo. Le costó convencerla un poco, pero Érica accedió a cambio de que Sara le debiera un favor.
Cuando llegaron a “Puzzles”, Jorge estaba en una esquina con sus amigos, pero no dudo en acercase a saludar. Al principio Érica estaba un poco reticente, pero Jorge poco a poco fue ganando terreno hasta que esta, también ya un poco borracha, decidió que lo mejor era darse una alegría. Se fueron a un parque cercano, conocido por ser un buen sitio para emergencias de este tipo, y después volvieron con Sara y el resto.
Cuando regresaron a casa eran ya las 5 de la mañana. Se encontraban en la cocina en sendos camisones comiendo algo antes de irse a dormir. Sara estaba aliviada, porque Érica y Jorge habían acabado la noche entre risas, y quizá hasta no iría con ella a las fiestas.
-Bueno cuéntame, ¿Has vuelto con Jorge o qué?
-No, no he vuelto. Ha pasado un buen rato esta noche y nada más.
-¿Ha pasado?
-Si bueno. Le había hecho creer que íbamos a follar, pero en cuanto se ha bajado los pantalones, entre la paja y la chupada se ha corrido deprisa. Lo de siempre cuando estábamos juntos, se corría deprisa la primera vez, y luego en el segundo intento siempre aguantaba bien, y por eso me gustaba mucho cuando follábamos.
-¿Y no habéis intentado un segundo polvo?
-No era lo que quería. Tengo otras perspectivas para el día de mañana. De todos modos diría que me debes un favor.
-¿Cómo que no era lo querías? Hace un mes que no te veo con ningún chico. Pensaba que querrías echar un polvo, y Jorge siempre te tuvo satisfecha al fin y al cabo.
-Jorge ya no tiene misterios para mí. Si quisiera me lo podría tirar todos los días, y no tener nada realmente con él. Quiero probar cosas nuevas.
Érica volvió a su habitación y volvió con un cofre cerrado. Sara la miraba extrañada.
-Quiero que me devuelvas el favor que te he hecho saliendo hoy contigo como querías. Quiero que veas lo que hay en este cofre, pero es una sorpresa. Quiero que primero cierres los ojos, y pon las manos a la espalda, que no quiero que lo toques.
-¿Las manos a la espalda? ¿Es una broma?
-El favor es esposarte las manos para que no toques lo que vas a ver, es que lo que te quiero enseñar, es muy personal y no quiero líos. Cuando lo veas lo entenderás.
-¿Pero qué diantres tienes en ese cofre? ¡No me asustes¡ ¡No hace falta que me pongas unas esposas¡
-Ya lo veras. Yo estoy segura de que te va a encantar. Además me debes el favor. ¿Me lo vas a negar?
Sara se lo pensó dos veces, pero le debía el favor a Érica, así que al final miro a Érica y esta procedió a ponerle las manos en la espalda, y le puso unas esposas que había usado ya en alguna aventura erótica con algún amante. Érica abrió el cofre y lo puso delante de Sara. Sara abrió los ojos y se quedo extrañada.
-¿Qué es eso? ¿Una especie de consolador?
-Es un arnés que me voy a poner a la cintura, aquí en este lado tiene un pene de tamaño medio que me entrara a mi por mi vagina, mientras que este pollote que está en el lado de fuera va a ser para ti.
-¿Cómo que para mí?
Érica sin más explicaciones cogió a Sara y la llevo cogida del brazo hasta su cama y la tiro en ella. Sara intento darse rápido la vuelta, a la vez que gritaba a Érica, pero esta saco rápido un ball gag de uno de los cajones y se lo puso a Sara en la boca.
-Mira, si quieres que mañana no me tire a cualquiera en tu pueblo te vas a tener que esforzar. Ya sé que no querías que fuera porque no te hago quedar muy bien con tus colegas, pero francamente estoy un poco cansada de tirarme zoquetes sin ningún tipo de emoción. Te voy a follar, y espero que te lo tomes con más ganas, porque sino mañana también tendré ganas de montármelo con alguno de tu pueblo. Quizá hasta con tu padre, que siempre me está mirando con esos ojos de salido.
Sara intento decir algo, pero no pudo. Érica tiro hacia arriba de su camisón, sacándoselo por la cabeza, y se le quedo colgando de los brazos. Llevaba solo un tanga blanco liso. Érica se tiro a por sus pezones y empezó a estimularlos. Sara no pudo evitar que se le pusieran duros, hacia también tiempo desde que había tenido sexo la ultima vez, y tampoco le gustaba masturbarse a sí misma, le parecía antinatural.
-Si, ya verás como todo esto te va a encantar.
Érica tumbo a Sara boca arriba y tiro de la goma del tanga hasta sacárselo por las piernas. Después se lanzo a devorar su sexo. Mientras lamia desde sus labios a su clítoris, arriba y abajo, la masturbaba con un dedo. Sara no podía evitar empezar a notar su sexo humedecerse. Se empezaba a notar cada vez más caliente, y cuando más estaba disfrutando Érica se paro.
-Ahora te toca a ti. Si te quito el ball gag y gritas, te castigare. Quiero que me hagas una buena comida de coño. Y no te me hagas la recatada, que ya he oído como se la chupas a los chicos cuando estás bien caliente.
Sara se había puesto más roja todavía al darse cuenta que su amiga sabia más de lo que ella pensaba. Siempre había sido la recatada de las dos. No se liaba con ningún chico pensando en solo una noche. Tenía que haber algo más. Era algo en lo que había chocado siempre con su amiga, a la que realmente no le importaba estar un día con un chico y al día siguiente con otro, si eso era lo que ella quería. Érica se puso encima de la cara de Sara, y dejo caer parte de su peso sobre ella. Sara se esforzó en lamer lo más rápido y mejor posible, mientras que Érica movía su pelvis hacia delante y hacia detrás, haciendo el roce con su lengua lo más efectivo posible. Érica estaba disfrutando mucho. Sabía que su amiga no solo se estaba esforzando en darla placer no solo por las consecuencia que trajera no hacerlo, sino que la notaba caliente de verdad, notaba que estar ahí lamiendo el sexo de su amiga, esposada, la excitaba mucho, así que empezó a acariciar con una mano la entrada de su sexo. Sara aparto sus piernas, dejándole bien expuesta la entrada de su sexo a su amiga.
Después de un rato acariciándola, Érica dejo de hacerlo para mantener a Sara excitada, y deseosa de notar roce en su sexo. Sara se agitaba buscando la mano pero no la encontraba.
Érica se levanto, y cogió el arnés. Sara la miraba mientras se lo ponía. Empezó a ponérselo entre las piernas, y cuando el pene de goma llego a su entrepierna cogió un bote de lubricante, para ayudar a metérselo. Érica noto el frio de la goma y el lubricante, lentamente empezó a introducírselo, y cuando acabo una sonrisa de excitación le lleno la cara. Miro a Sara.
-Creo que a ti no te hará falta ningún lubricante.
Sara realmente estaba mojada. La colcha de la cama tenía un lamparon en mitad de la misma. No podía levantarse. Estaba con las piernas bien abiertas, y las rodillas flexionadas, apoyando los pies en la cama. Miraba a Érica con un enorme pene de goma como nunca había visto antes. Estaba tan excitada que ni había pensado que problemas podría tener en que la metieran algo así. Al principio noto como le costaba, incluso por unos instantes sintió dolor, pero Érica supo metérselo poco a poco, al igual que empezó a moverse lentamente hasta que vio que el enorme pene de goma se deslizaba con cierta facilidad dentro de su amiga. Sara empezó a gemir con fuerza, y el pene de goma dentro de Érica empezó a vibrar a la vez que ella se movía.
La vibración era realmente efectiva, pero no quería que su amiga se corriera antes que ella, así que empezó a pellizcarle los pezones, darle palmas en el clítoris, e incluso pellizcárselo. Sara grito, así que Érica le volvió a poner el ball gag y la dijo que la esperaba un buen castigo. Al cabo de un rato Érica tuvo su orgasmo, pero Sara se quedo justo al borde. Sintió una gran frustración al ver como Érica le sacaba el enorme pene de su coño. Estaba lleno de flujos, pero Érica parecía decidida a no darle más placer.
-Ahora, aparte de no dejar que te corras, te voy a dar un poco por el culo.
Sara intentaba gritar, pero no salían más que balbuceos de su boca. Érica cambio el pene grande del arnés y paso a poner uno de tamaño más normal tirando a pequeño. Después dio la vuelta a Sara, que trataba de resistirse sin ningún resultado, puso lubricante sobre el pene de goma y empezó a introducírselo lentamente. Ahora la sorpresa fue para Érica, el pene de goma entraba con más facilidad de la que ella pensaba.
-Así que también te has estado dejando dar por el culo. ¡Vaya, vaya con la modosita¡ Va a ser cierto lo que me dijo Luis que en realidad follarte no te follo porque querías mantener la virginidad, pero que si que te dejaste dar por el culo. ¡Y tu diciendo que jamás estarías con alguien así¡
Érica estuvo penetrando a Sara hasta que un nuevo orgasmo la sacudió a través del vibrador. Después sin sacarlo de Sara se lo quito lentamente. Según se lo iba sacando, iba cayendo un reguero de sus fluidos, mojando todo el arnés y las nalgas de Sara.
-Creo que me voy a dar una ducha primero, mientras decido si te dejo así toda la noche.
Érica apago la luz al salir, y Sara se quedo así hasta la mañana siguiente, Con un pene de goma metido en su culo, y tremendamente frustrada por el calentón insatisfecho que Érica le había provocado.

lunes, 11 de febrero de 2013

La prostituta


Enrique tenía 27 años. Era de estatura alta con su metro ochenta largo, complexión corpulenta, pelo negro, ojos marrones y una cara del montón. No era un tipo existoso con las mujeres a pesar de llevarse muy bien con ellas., el lo intentaba constantemente, pero o bien ellas siempre preferían a otro de su grupo de amigos, o simplemente le veían como alguien simpático con quien no se querían acostar. Hacía ya mucho tiempo que no tenia sexo con ninguna chica, asi que se decidió a buscar una de pago.
Nunca le había hecho gracia la idea, pero ya habían pasado unos 4 años desde la última chica que quiso acostarse con el, y veía pasar el tiempo sintiendo que lo estaba perdiendo. Algo le estaba reconcomiendo por dentro, asi que empezó a buscar en los foros opiniones acerca de las prostitutas de la ciudad. Pronto encontró un foro con experiencias de personas de su ciudad, y aprendió donde buscar anuncios de prostitutas por internet. Observo que había una brasileña de pelo rubio y grandes pechos, pero que tenía su cara tapada en las fotos. En los foros decían que era la mejor, en simpatía y en complicidad con los clientes, además de follar muy bien, pero justo en esa época no estaba en la ciudad. Observo otras dos chicas de las que hablaban bien en los foros: una española similar a la brasileña pero con la piel más blanca y una puertorriqueña morena, una mulata de piel marrón claro, grandes pechos y muy voluptuosa. La española le parecía muy atractiva, pero a la puertorriqueña la descarto rápidamente porque no estaba muy seguro de poder soportar el acento sudamericano que tanto asco había cogido por culpa de las compañías telefónicas.
El caso es que mirando los anuncios vio a una japonesa que se hacía llamar Tanaka. En las fotos se podía ver un bello rostro japonés, no tenía unos pechos muy generosos, pero había que reconocer que tenía un cuerpo muy agradable a la vista. También había unos anuncios de otra japonesa que se hacía llamar Mistress Akane, una domina que se anunciaba diciendo que era experta en dominación masculina, incluyendo bondage, facessiting, spanking, castidad forzada, denegación del orgasmo, tortura genital, adoración de pies….. Enrique estaba seguro de que era la misma chica, pero vestida en cuero negro y con la cara maquillada de otro modo. Todo aquello empezó a llamar su curiosidad, pero el estaba buscando un polvo nada mas, quería saber que la chica iba a cumplir, y no tenía ninguna referencia de la japonesa. Estaba pensando en llamar a la española o esperar a la brasileña, hasta que un día llego una experiencia de la japonesa a uno de los foros. En ella se comentaba que la chica era muy profesional, simpática y aplicada. Que era muy limpia, la chupaba con el condón puesto y que si veía que el cliente no era decidido ella era capaz de tomar la iniciativa hasta que este empezara a coger confianza. A Enrique le gusto mucho lo que estaba leyendo, porque no sabía muy bien cómo iba el tema de quedar con una prostituta, y saber de una cuyo trato era así le ayudo a tomar la decisión de llamarla. Además le daba mucho morbo quedar con ella pensando que era una dominatriz.
Quedo un viernes por la tarde a eso de las 7. Ella trabajaba en un piso a las afueras de la ciudad, en una zona con poco movimiento, lo cual resultaba muy discreto. Cuando ella le abrió la puerta, lo estaba esperando vestida con un camisón muy corto de seda negro de encaje, unas medias negras de encaje y unos zapatos de plataforma con un gran tacón de aguja para disimular lo pequeña que era. Pero lo que más llamo la atención de Enrique es que se había maquillado como en los anuncios de Mistress Akane, con una sombra de ojos achinando más sus ojos, lo cual les daba una fuerza increíble. Ella le beso, le cogió de la mano y lo llevo al cuarto, donde le empezó a desnudar para después llevárselo al baño para limpiarle sus genitales. Después le seco con una toalla, le llevo a la habitación de nuevo y le pregunto si quería tomar algo. Enrique estaba algo nervioso por la situación, pero no quiso tomar nada. Ella entonces tomo la iniciativa. Le beso calurosamente en los labios y le empezó a acariciar el pene. Enrique se empezó a dejar llevar y metió las manos debajo del camisón notando que no llevaba nada debajo. La acaricio las caderas, y apartándola un poco le saco el camisón por la cabeza. Ella le volvió a besar, pero esta vez pego su cuerpo desnudo contra el cuerpo de Enrique, con sus sexos rozándose mutuamente. El pene de Enrique empezó a ponerse duro, se olvido de la tensión de la situación y la subió a la cama cogiéndola por las nalgas. Bajo lentamente por su cuello, acaricio y olio la piel de sus pechos, lamio los pezones y bajo acercando su rostro por el vientre hasta su sexo. Lo estuvo devorando durante unos 5 minutos, lamiendo su clítoris con la lengua e introduciéndose en su humedecida cueva. La japonesa, que realmente estaba disfrutando del momento, decidió coger un preservativo de la mesilla y le dio la vuelta a la situación poniéndose encima de Enrique. Le puso el condón y empezó a chupársela, arriba y abajo, subiendo y bajando con su cabeza. Después de un par de minutos Enrique no pudo evitar correrse. Había sido mucho tiempo sin estar con una mujer y Tanaka realmente le estaba excitando mucho.
-“No te preocupes que tenemos tiempo para que se te vuelva a poner dura” Dijo ella. “Has contratado una hora.”
Estuvieron hablando un rato de trivialidades, cosas como porque se había venido ella a vivir a España y cosas así. Cuando ella creyó que ya había pasado el tiempo suficiente le empezó a acariciar el pene con los dedos otra vez. El la beso, y ella se acerco mas a el, poniéndole una pierna por encima del vientre, acercando sus sexos. Enrique volvió a sentir su pene duro, ella le puso otro condón y se sentó a horcajadas sobre el. La imagen excito tremendamente a Enrique. Además, ella se empezó a mover como una diosa. En otro par de minutos se volvió a correr abundantemente. Enrique estaba desfallecido. La japonesa le había sabido llevar a su terreno completamente, y este no había soportado ni 5 minutos entre las dos ocasiones. Todavía faltaban algunos minutos para hacer la hora, pero Enrique ya estaba satisfecho. Estuvieron hablando un rato más, y a Enrique le pico la curiosidad:
-Oye perdona, ¿tu no eres también Mistress Akane? Es que vi los anuncios también, y me pareciste la misma.
-Si lo soy sí. Pero el tema de la dominación es algo que no me acaba de dar dinero. Es lo que más me gusta hacer, pero a pesar de que a mucha gente le gusta no se atreven a llevar a cabo sus fantasías.
-Nunca me había planteado nada así, pero la verdad que me dio cierto morbo al verte en el anuncio y leer lo que hacías.
-Si quieres podríamos quedar otro día, y hacemos una sesión más orientada a alguien que desea empezar a conocer el mundillo. Yo sería tu ama y tu mi exclavo. La tarifa seria la misma, pero lo que suceda en esa cita podría no ser exactamente tener sexo…. que también podría ser.
-¿A qué te refieres?
-Pues por poner un ejemplo, podría ordenarte que me limpiaras el salón desnudo mientras yo te azoto para que lo hagas con más ganas, o podría atarte las manos a la espalda y obligarte a ser mi reposapiés mientras miro la tele. También podría tenerte lamiéndome los pies, o haciendo que me practiques sexo oral como antes, que me ha gustado mucho. Pero siempre decidiría yo que es lo que hacemos desde el momento en el que entras por la puerta.
-¿Y sexo en el que yo recibiera placer?
-Bueno. La idea principal de que seas exclavo es que el placer lo reciba tu ama. Podría ser que tuviéramos sesiones de control de orgasmo, que te follara con un arnés o que me apeteciera incluso llegar a tener sexo contigo, pero la idea básica es que se haga lo que a mí me de placer. Si quisieras orientarlo solo al sexo tampoco habría ningún problema, pero eso no significaría que tu obtuvieras placer según lo que quieras ese día. El placer para ti seria que yo obtuviese el mío.
-¿Follarme con un arnés?
-Si mira, te traeré algunos juguetillos que uso para la dominación.
Tanaka salió de la habitación, y volvió al cabo de un rato con un par de maletines llenos de diversos juguetes eróticos. Le empezó a enseñar gags de bola para mantener callado al esclavo, pinzas para los pezones, esposas para las muñecas, collares de exclavo, una varilla con una rueda de pinchitos al final que al pasarla por la piel daba una extraña sensación, como si le pasaran un montón de agujas por encima de la piel, una fusta, una especie de guantes de plástico como bolsas donde iban metidas las manos inutilizándolas, consoladores....
-Mira esto es un arnés. Yo me lo pongo en la cintura y en esta guía de la parte frontal pongo un consolador u otro. La idea es darte por el culo con ellos. Empezaríamos con los pequeños claro. Aunque no te lo creas es algo que os acaba encantando a todos.
Enrique no puso muy buena cara cuando la vio con el equipo puesto. Había probado todos los artefactos pero ese no pensaba hacerlo, aunque la verdad es que todo aquello le estaba volviendo a excitar y ya se estaba poniendo cachondo otra vez.
-¿Y esa cajita que es? Dijo señalando una especie de cajita opaca como de plástico con un aro grande.
-Es un aparato de castidad masculino. Con eso puesto no puedes ni tener una erección, así que de tener sexo y correrte ni hablamos.
Aquello hizo calentarse aun más a Enrique, aunque su pene no se puso duro en el momento. Aun necesitaba algo de descanso, pero ya le empezaba a cosquillear.
-¿Cómo funciona?
-Pues mira esto se pone así: Abres el aro, lo pones por detrás de los testículos y el pene - según lo explicaba se lo iba poniendo – lo cierras y aquí arriba  donde están estos dos agujeros van estas dos guías que están en el capuchón. –Cogió el capuchón, metió su pene dentro e inserto las dos guías en los agujeros de la parte de arriba. El noto que la parte saliente de su glande quedaba atrapada por otro saliente en el interior de la capucha. Sonó un clic.
Enrique observo el artefacto, y vio que su pene había quedado encerrado en el.  Realmente había quedado ajustado por el aro, y la capucha se ajustaba bastante bien, además el saliente interior impedía sacar el glande que estaba atrapado dentro.
-He notado algo atrapándome el glande por dentro. ¿Esto se podrá sacar no? No veo como se abre esto.
-No te preocupes por eso. Funciona por bluetooth, con un programa muy sofisticado que tengo. Lo que notas en el interior es una pieza móvil que se retira hacia atrás cuando se desbloquea el aparato en sí, pero que si quieres sacar el pene tendrías que desgarrarte el glande para hacerlo. La pieza mantiene el calor en tu pene, asi que no se hará más pequeño, y aunque así fuera la pieza se adapta a los cambios de temperatura ajustándose. El aparato es de un material similar al de la fibra de carbono, es realmente duro, y ha pasado por muchas pruebas. Se usa en la formula uno por ejemplo para diseñar partes de los cascos por ejemplo. Aguanta grandes temperaturas y es prácticamente irrompible. Sería más fácil cortártela que sacarla intacta de ahí dentro. Y mira esto – Ella saco su móvil y inicio una aplicación. El aparato empezó a emitir descargas placenteras en el pene de Enrique, que cuando intento ponerse duro no pudo.
-¡¡Ay¡¡ Esto por un lado mola. Es muy estimulante, pero duele mucho cuando mi pene se intenta poner duro.
-Ja, ja,ja. Ya lo sé. Es para castigar al exclavo. Con el móvil puedo hacer muchas cosas, pero no liberarte. Eso se tiene que hacer desde un ordenador. Lo que sí puedo hacer es programar juegos o darle un tiempo para que se abra solo, pero como mínimo son 3 meses.
-¿Juegos?
-Si. Por ejemplo puedo poner que exista la oportunidad de que se abra una vez a la semana, pero solo si lo intentas abrir en un intervalo de tiempo determinado. Por ejemplo, si lo pusiera de ahora en una semana, podría poner una hora al azar en el que se podría abrir si en esa hora lo intentas, pero si lo intentaras y fallaras pos tendrías que esperar a la semana siguiente. También puedo hacer que el aparato te de descargas al azar, excitándote y dejándote dolorido y frustrado. La batería se carga con el movimiento de tu cuerpo.
-Joder que maquiavelico. Me está empezando a dar cosa llevar esto puesto – Pero Enrique se estaba sintiendo muy excitado ante todo eso, y su pene ya recuperado le estaba dejando en evidencia apretado en el aparato de castidad - ¿Puedes quitármelo ya?
-Vamos a quedar para otro día. Yo se que todo esto te está gustando. No hay más que ver la cara que has estado poniendo, o como tu pene te esta martirizando ahí dentro.
-No sé, es que es un gasto de dinero muy grande. Deja que me lo piense un poco. – Enrique estaba muy excitado y ya solo pensaba en sacar su pene del aparato. Pero la verdad es que todo aquello le asustaba y no estaba muy seguro de querer seguir adelante. Más bien tenía pensado no hacerlo.
-Creo que no lo estas entendiendo bien exclavo. Una vez que te he puesto eso tu sexo es mío, y con ello tu voluntad también. Necesitas disciplina. A partir de ahora me llamaras Ama Akane, y si quieres que te saque de ese aparato tendrás que venir a menudo por aquí. No permitiré que faltes más de una semana seguida. Si no vienes tomare medidas como activar alguno de los programas de tu aparato o lo dejare en función cerrado permanente.
-Pero yo no acepte ser tu exclavo. ¡Quítame esto ahora mismo¡- Grito Enrique, pero ella toco una tecla en el móvil y una descarga eléctrica hizo doblarse a Enrique en el sitio. A los pocos segundos volvió a tocar la tecla y se paro.
-Ahora ya da igual lo que quieras. No vuelvas a tratarme así o te arrepentirás. Debes acabar todas tus frases con Ama o Ama Akane. Quiero sumisión y disciplina. Ahora vístete y vete.
-Pero yo no tengo trabajo ni dinero para pagar todo esto – Lamento Enrique. Ama Akane le dio otra descarga.
-He dicho que me llames Ama o Ama Akane. Si no tienes dinero iras debiéndomelo, y con intereses. Si no hay dinero no te liberare del cinturón y estarás todo el día frustrado por no correrte. Ahora vete.
-Si  ama.
Enrique se vistió y se fue. Estuvo el resto del día pensando en lo sucedido, y no pudo evitar sentirse excitado de nuevo. El dolor y la frustración de no poder correrse apenas le dejaron dormir esa semana. Pensó en como librarse de esa cosa pero la única solución era que la ama Akane se la quitara. Justo cuando pasaron 7 días volvió a quedar con su nueva ama. Ella le recibió vestida completamente con un vestido escotado de cuero con minifalda ajustada y unas botas altas de tacón de aguja atadas por detrás con cordones.
-¡Te gusta apurar eh¡ Tan solo decirte que te has librado porque hoy no tenía ningún cliente, pero espero que tengas en cuenta que si tengo uno no quedare contigo, y si pasan más de 7 días de una cita a otra ya sabes que no te liberare del aparato aunque me pagues. Ahora quiero que limpies la cocina. Tienes menos de una hora. El tiempo que reste de la hora es el tiempo que tendrás para que te libere y te de un orgasmo.
-Si ama.
Enrique ilusionado se dio prisa en acabar la tarea. En apenas media hora acabo. Por un momento creyó que ella le liberaría y el podría escapar.
-Ahora quiero que te desnudes y te tumbes encima de la cama.
-Si ama.
Enrique se tumbo en la cama y el ama Akane le esposo las muñecas al cabecero de la cama y los pies a la patas de la misma, abriendo bien sus piernas. Enrique supo entonces lo difícil que sería escapar. El ama fue a por un portátil y empezó a teclear. Al cabo de unos segundos sonó un clic y el aparato se abrió. Saco el pene de Enrique que se endureció al instante. Ella no le prestó mucha atención. Saco una crema depilatoria y rasuro toda la zona genital de Enrique.
-Es una crema especial para que no te crezca pelo ahí. Sera mas higiénico que lo tengas así. No se sabe cuánto tiempo estarás con el aparato puesto. Quizá acabes llevándolo toda la vida. Tenía un exclavo en Japón que un día intento arrebatarme el portátil para quitarse el cinturón. Me llego a agredir una vez que me pillo desprevenida. Fallo la contraseña, porque la cambio cada semana, y el aparato se cerró automáticamente por 3 meses. Me grito para que lo liberara, pero yo no podía hacer nada en ese momento. Además me había llegado a agredir. Le saque de casa a rastras, pues soy una karateka excelente, y cuando volví al ordenador puse la contraseña correcta y le tuve 3 meses con descargas al azar, para después dejarlo en castidad permanente el resto de su vida. Los aparatos valen una dineral, pero me quedo con una parte importante de vosotros.
Cuando acabo de rasurar a Enrique, cogió su pene aun más duro y con gotas de líquido pre-seminal en la punta y lo masturbo apenas unos segundos hasta que estallo en un orgasmo. Enrique sintió como se le nublaba la vista, y se sentía en el cielo al correrse. Después la ama Akane lo limpio y volvió a poner el aparato en su sitio. Después empezó a quitarle las esposas y las ataduras.
-Sabes esclavo, si quieres volver a tener sexo conmigo deberías hacer que se me canse la mano de masturbarte más de lo que me cansaría follando contigo.
-Si ama.
-Ahora vístete y márchate.
-Ahora mismo ama
6 días pasaron hasta la siguiente cita. Enrique la concertó en cuanto pudo para no jugársela. Estaba aterrado ante la idea de quedar encerrado en el cinturón para siempre. Aunque la realidad era que el orgasmo de la semana anterior había sido el mejor de su vida, y realmente empezaba a sentirse atraído hacia la idea de ser el exclavo de ama Akane.
-Hoy toca limpiar el baño también aparte de la cocina. Así que date un aire si quieres tu recompensa.
-Si ama.
Enrique corrió para acabar todo lo rápido que pudo. Tanto que rompió un plato cuando lo estaba fregando.
-Ese descuido te va a salir muy caro exclavo. Además de pagar el plato te voy a castigar.
-Como usted quiera ama.
Cuando acabo el ama le obligo a bajarse los pantalones y tumbarse boca abajo en la cama. Le azoto hasta dejarle marcas en las nalgas. Después le puso boca arriba y le ato a la cama como la vez anterior. Solo faltaban 5 minutos para el final de la hora. Le quito el aparato y su pene se puso duro al instante. Le empezó a masturbar rápidamente. Esta vez Enrique quería aguantar más tiempo sin correrse para ver si tendría una oportunidad de volver a tener sexo con la ama Akane. El dolor de sus nalgas le ayudo a evadirse de las oleadas de placer que le recorrían el miembro debido a la ágil y trabajada masturbación a la que le estaban sometiendo. A los 3 minutos el ama Akane se detuvo de golpe.
-¿Por qué se detiene ama?
-Va a dar la hora. No voy a estar ocupándome de ti pasada esa hora. Tienes que estar con el aparato puesto y libre de ataduras al acabar la hora.
La ama pellizco sus testículos y realizo una maniobra extraña en la base del pene de Enrique y este paso a estar flácido en apenas unos segundos. La frustración se apodero de el.
-Pero no me he corrido ¡joder¡ ¡¡Yo he cumplido mi parte del trato¡¡
Ama Akane cerró el dispositivo y le golpeo con fuerza en el estomago.
-Te he dicho como debes tratarme. Si quisiera podría tenerte aquí como exclavo permanente, y siempre tendrías que hacer lo que yo dijera. Te estoy tratando como un cliente dándote el derecho a tener algún tipo de placer. Tenías poco tiempo y deberías haber aprovechado. O no haber roto el plato y así habrías tenido más tiempo. ¡Ahora vete¡
-Si mi ama.
Enrique salió dolorido y frustrado. Pero la cosa no mejoro en la siguiente semana, en la que debido a sus compromisos y los de ama Akane no pudo quedar con ella. En cuanto quedaron, ella le castigo a una dura semana de descargas al azar, y sin derecho a correrse otra semana más. Enrique apenas dormía por las noches, si no era por el dolor de su pene o la frustración de no poder tener un orgasmo, era porque lo despertaba una descarga en mitad de su sueño.
Pasaron los meses y el procuro ir siempre cada 4 o 5 días a verla. No sabía cómo lo hacía, pero siempre conseguía el dinero para pagar. Si no era dando clases, era haciendo arreglos a amigos o simplemente trabajando en pequeños curros. No siempre conseguía acabar sus labores antes de acabar la hora, a veces simplemente ama Akane no quedaba satisfecha con algo que el había hecho y lo dejaba con el aparato puesto. Enrique aun así se esforzaba en aguantar cuando tenía tiempo para ver si había alguna posibilidad de que ella tuviera sexo con el. De todos modos cada vez ella se lo ponía más difícil para que no le diera tiempo a acabar sus tareas y así no tener que masturbarlo, y así a su vez que fuera más sumiso. El último mes no había conseguido acabar ningún día las labores a tiempo. Pero entonces salto la noticia.
Ama Akane debía volver a Japón por temas de permiso de trabajo en España. Así que llamo a Enrique para liberarlo y darle una última cita. Enrique se sintió aliviado por una parte, pero por otra se había adaptado a la vida de sumiso y no sentía la necesidad de buscar mujeres, o de cambiar su vida sexual.
-Hola Enrique. Supongo que estarás nervioso, e impaciente por salir de esa jaula para siempre –le dijo mientras entraban al cuarto de estar. Era el primer día que la veía vestida con ropa normal de calle. Unos vaqueros y una camiseta escotada, con unos zapatos de plataforma con un tacón normal. Apenas iba maquillada.
-Sabes en el fondo todo esto me había gustado. Ahora mismo creo que estaba empezando a sentirme bien con todo esto, ama Akane.
-No hace falta que me llames mas ama Akane, aunque no me quejare si me lo sigues llamando. Sabes, podrías venir a Japón conmigo y vivir en mi casa conmigo como exclavo, pero eso si, como exclavo a tiempo total y sin los derechos de tener placer que tienes ahora.
-Me encantaría la verdad. Últimamente mi alegría era venir aquí contigo, y mi tristeza era irme ama Akane. Pero me temo que ahora mismo tengo problemas familiares que debería resolver antes de hacer algo así.
-¿Te gustaría venir cuando resuelvas esos problemas?
-Es que no sé cuando se resolverán, y tiene pinta de que después tendré otros. De todas formas me gustaría mantener el contacto por si me surge la ocasión. No tengo ningún miedo de ir de verdad, pero ahora mismo te prometo que no puedo ama Akane.
-Está bien, luego te daré una dirección de correo por si quieres mantener el contacto conmigo.
Ella cogió el portátil, y empezó a teclear. Pero al cabo de un rato todavía no lo había liberado.
-¿Sucede algo ama Akane?
-Es que no sé porque no detecta tu dispositivo. Es como si estuviera apagado.
-¿Cómo?
-Espera que busco en soluciones a ver que puede estar pasando –Ella siguió buscando unos minutos- ¡Joder¡ ¡Ya lo he encontrado¡ Tengo malas noticias Enrique.
-¿Qué pasa?
-Pues que pone que los primeros dispositivos que fabricaron, como es el tuyo, tienen un fallo de fabrica y el mecanismo que se supone que recarga la batería tiende a estropearse si no se abre el aparato cada 3 semanas para descansar.
-Pero, pero, pero. Bueno, Tendrá alguna solución digo yo.
-El aparato es macizo. No hay forma de llegar hasta la batería para recargarla. Lo siento  Enrique pero te vas a quedar con eso puesto para siempre.
A Enrique se le cayó el mundo a los pies al oír eso. Llevaba un mes sin correrse y se había ilusionado al saber que le iban a liberar para siempre. Se sentía completamente frustrado y agotado.
-¡Dios mío que voy a hacer¡
-Mira Enrique dame tu email, cuando vaya a Japón iré a la central de la marca del dispositivo y veré que soluciones me dan.
-Oh, ¡Gracias ama Akane¡ ¡Esperare con ansias una respuesta¡
Enrique salió del piso y se fue a casa. A los pocos días recibió un correo por parte de ama Akane:
Hola querido Enrique
Sé que esperabas que fuera a la empresa creadora del dispositivo de castidad que llevas pero en realidad te mentí. No se ha estropeado el dispositivo para nada. Cuando me dijiste que te había gustado vivir asi, pensé que sería mejor dejarte con el dispositivo puesto y cambie de opinión acerca de liberarte, asi por un lado pondrías más ganas en venir a vivir aquí conmigo como mi exclavo total, y por otro lado seguirías viviendo una fantasía de sumisión y castidad. Lo único que si hice es ponerle un programa al dispositivo para motivarte. Cada semana será diferente para ti. En unas tendrás descargas aleatorias, en otras tendrás la posibilidad de liberarte si aciertas la hora en que la apertura esté disponible, sino tendrás que esperar a tener otra oportunidad. Habrá otras en las que no suceda nada, pero asi no las distinguirás. Espero que disfrutes de tu vida en castidad frustrada si es lo que eliges, pero espero que vengas a Japón a vivir conmigo. Mi vuelo sale hoy. Ojala nos veamos pronto.
Saludos de Tomito Akane
Enrique corrió hacia el aeropuerto, no sabía muy bien si para exigir su liberación o para marcharse con ella. Solo sabía que tenía que llegar al aeropuerto antes de que se fuera.
Cuando llego al aeropuerto la policía había acordonado toda la zona. Cuando Enrique pregunto qué había pasado le dieron la peor noticia de su vida: El avión había tenido un problema al despegar y se había acabado estrellando. Enrique sintió que se quedaba sin respiración: se acaba de quedar sin su ama y sin la opción de liberarse de un modo normal del aparato de castidad.

domingo, 3 de febrero de 2013

La necesidad de Laura


Hacia 2 años y medio que Laura era mi exclava. Cuando la conoci tenia 25 años y era una niñata virgen, que le gustaba calentar pollas y no llegar a nada con nadie. Siempre la veía de fiesta en los mismos bares con su grupo de amigas, que la tenían considerada como la atrae hombres del  grupo, pero como ella era muxo de darse unos besitos y fuera, al final siempre acababan mojando ellas. Pero ya con 25 años sus amigas ya empezaban a estabilizarse y tener novios asi que ella decidió que ya iba siendo hora de tener uno en condiciones. Y un dia se me acerco. Empezamos a hablar y conocernos, y pronto me di cuenta de que no tenia ninguna intencion de llegar a tener sexo conmigo por lo menos a corto plazo, asi que espere unos 3 meses de relación, y cuando vi que no iba a ningún lado a pesar de mis tentativas, saque a relucir mi afición por la dominación. Siempre he tenido carácter y eso parecía gustarle de mi, alguien que fuera capaz de llevarla la contraria y en cierto modo apartarla de todos sus caprichos. Quede con ella un dia en mi piso y después de un buen rato poniéndola en su sitio la convenci para que viniera a vivir conmigo. Despues poco a poco la fui sometiendo en las labores de casa y cuando se quiso dar cuenta empezamos con el tema del sexo.  Empezo masturbandome, y poco a poco consegui que me hiciera mamadas. Los castigos y azotes que se llevaba por las labores del hogar mal echas pronto empezaron a gustarle. Al mes ya cometia fallos a posta solo para castigarla. Pero llegamos a la penetración y a ella el tema no le convenció y todo pareció echarse atrás. Pero se me ocurrió el plan.
Se acercaban las vacaciones de verano y se suponía que íbamos a irnos a las islas baleares  a pasar dos semanas en un viaje que yo había contratado . Pero era todo mentira. La iba a llevar a una casa alquilada en mitad de la sierra. Lo tenia todo preparado. Habia comprado una serie de maquinas de follar, mordazas, esposas, cadenas, geles lubricantes y aceites corporales de masaje. La tuve las dos semanas a base de orgasmos. Por las noches la encadenaba a la cama y le ponía la maquina de follar que a la vez lubricaba. Por las mañanas la tenia limpiando la casa encadenada de tal manera que no podía moverse mucho, apenas lo justo, y con un consolador funcionando en su vagina. Por las tardes la sentaba al sofá junto a mi a la vez que la sobaba bien entera para después follarmela a mi antojo. De vez en cuando la quitaba la mordaza para comer y para que me hiciera alguna mamada. Pero tal y como había leído en distintos foros a ella le empezó ya a gustar el tema, tanto que una noche decidi darle descanso pero ella empezó a refunfuñar y se lo tuve que volver a poner.
Cuando volvimos ella siempre estaba deseosa de tener sexo, es mas, empezamos a practicar el sexo anal por petición suya. Cuando me quise dar cuenta los castigos ya no eran por haber dejado cosas en la casa sin hacer, eran porque aprovechaba cualquier momento para masturbarse. No me quedo mas remedio que comprarla un cinturón de castidad para controlar todo aquello.
 Al principio en seguida sabia como camelarme para que se lo quitara. Me esperaba desnuda todos los días, me acariciaba, me sobaba el paquete y en definitiva cualquier truco de mujer. Pero eso me estaba quitando de amo. Asi que endureci los castigos físicos como los azotes, o dejarla atada en posturas incomodas para no encontrarla desnuda al llegar a casa.
Durante un tiempo la cosa funciono bien, pero empece a estar muy liado con el trabajo y la descuide en el aspecto del sexo. Me parecía un latazo tener que estar atándola para quitarla y ponerle el cinturón, asi que llegados al punto solo me hacia mamadas que para mi era un desahogo y a mi me bastaba. Asi que es bastante probable que sea por eso que al final me encontre atado y desnudo en la cama. Asi es como lo vivi:
                Me despierto y me encuentro inmovilizado. Las manos esposadas al cabecero y los pies a las patas. Tengo las piernas bien abiertas, lo cual pone bien expuestos mis genitales. Ella entra por la puerta con uno de sus conjuntos de lencería. Muy sensual y con paso provocativo
-Hola amo.
-¿Se puede saber a que viene el atarme aquí?
-Tu tranquilo y relájate un rato anda.
Ella empieza a acariciar mi torso y a besar mis pezones, mientras una de sus manos empieza a acariciar mis genitales que están completamente a su disposición.
-¿Sabes amo? Ultimamente con esto del trabajo es que ya no disfrutas nada del sexo. Mirame, me tienes aquí siempre bella para ti y esperando por ti y hace ya dos meses que no me follas.
-¿Tanto hace ya? No pensaba que fuera tanto tiempo.
Mi pene ya esta como una piedra y ella ha empezado a besarme por el cuello y a pasear sus labios cerca de los mios. Suelta mi pene y me coge la cabeza con las dos manos acariciándola y me mira a los ojos.
-Las ultimas veces solo has querido que te hiciera mamadas. Y ya hace un par de semanas de eso, amo.
-Pues ahora mismo puedes hacerme feliz con otra mas.
Se que ella no se va a atrever a pedir que la folle porque sabe que solo por el hecho de pedirlo no lo hare, pero la noto que lo pide a gritos. Se ha echado un par de veces la mano al cinturón sin poder evitarlo.
-A tus ordenes. Pero amo yo me he estado comportando bien todo este tiempo. Solo me gustaría recordárselo, amo.
Ella se introduce mi pene y empieza a recorrerme un placer indescriptible. Me siento indefenso atado de esa forma y eso me excita.
-Si no fuera porque estoy atado te liberaba para que me follaras si quisieras.
-Puedes decirme donde esta la llave y liberarme, luego te la devolvería amo.
-Se que no seria asi. Noto lo caliente que estas ahora mismo.
Ella sube el ritmo y noto como en breve me voy a correr.  Estoy en la cumbre, cierro los ojos……… y ella se para de repente.
-Se va a acabar esto del amo. Estoy harta de no correrme y de ni siquiera tener sexo.  Te tienes que ocupar de mi.
-¿Pero se puede saber de que vas?
-Yo también he estado leyendo en foros, y al igual que las mujeres se vuelven locas si les haces tener muxos orgasmos seguidos, se que a los hombres la castidad les produce el mismo efecto. O me dices donde esta la llave o no te corres.
-No te pienso decir donde esta. Esto es una gran falta y vas a pagar por ello.
                Ella se sube encima mio y pone sus pechos en mi cara.
 -Seguro que te mueres por tocarlas y besarlas y acariciarlas.
Me mira fijamente y con una de sus manos vuelve a cogerme del paquete. Intento apartar la mirada de ella pero ella me sigue. Mi erección es brutal y la verdad es que me muero por correrme.
-Solo tienes que decir donde esta, yo me lo quito y follamos. Asi de sencillo.
-No te lo voy a decir. Y además me vas a tener que acabar soltando. Yo puedo tener una tarde muy larga aquí, pero pronto te la voy a devolver. Si me sueltas solo tendras el castigo que te mereces por esto.
-¿Y si hago que te corras me lo bajas?
                Se introduce de nuevo mi pene en sus boca. Sube y baja un par de veces mas impidiendo que la intensidad de mi erección se pierda y ya de paso me quede de nuevo al borde de correrme.
                -Quiero sexo y ya no me importa el jueguecito de amo esclava. Quiero recuperar el tiempo perdido, dame la llave.
                -No acepto ordenes de ti exclava.
                Se levanta y se va, pero vuelve. Trae agua con hielos.
                -Esto va a ser mas largo de lo que piensas.
                Mete mis genitales en el agua con hielo. Pronto empiezo a notar como todo baja, pero el calenton sigue en mi cabeza.
                -Eso puede ser malo para mi. A ver si me vas a provocar algún daño.
                -Lo he leído en los foros. A cierta temperatura no te pasara nada.
                Ya esta todo abajo y me quita el agua helada. Acto seguido vuelve a introducirse el pene en la boca. Poco a poco vuelve a ponerse derecho y vuelta a empezar. Me lleva hasta el borde del orgasmo y luego para. Vuelve a ponerme los hielos.
                -No por favor, para, por favor. Noto como mis pelotas crecen y se hacen mas pesadas.
                -Dame la llave de una dichosa vez.
                -Nooooooooooo.
                Repite el ciclo una vez mas: mi pene se desinfla, quita los hielos, luego me acaricia y cuando ya esta erecto me masturba hasta que estoy a punto de explotar, y luego para. Vuelven los hielos. Pero yo no puedo mas.
                -Basta. Hablare. Esta en una de las patas de la cama. Por dentro. Quitas la tapa y ahí la tienes.
                -¿En cual exactamente?
                -En la de la derecha.
                Rapidamente corre a levantar la cama pero no puede conmigo encima. Ingenia el modo de hacerlo y la consigue.
                -Seguramente tendras otra porque sino de esta ya me habría dado cuenta. Pero me da igual, no me vas a volver a poner esto otra vez.
                Se quita el cinturón y rápidamente empieza a masturbarse. Esta como poseída, pero a la vez esta tremenda. Con una mano la entrepierna y con la otra se soba las tetas. Mi pene a punto de estallar.
                -Vamos ya estas libre. ¡¡Follame por dios¡¡¡
                -Vale, pero antes tengo que hacer una cosa que sino no me duras nada.
                Y va a uno de los cajones y coge una especie de cordon húmedo que ata a la base de mi pene. El caso es q lo hace con fuerza.
                -Tiene retardante para que dures mas.
                Ya de paso me pone un condon, Y me empieza a cabalgar. Yo noto como la sangre no circula bien por mi pene, y a pesar de que me muero de ganas no puedo correrme. Pasan los minutos y ella tiene varios orgasmos, pero yo no puedo correrme. Me esta volviendo loco completamente. Al final ella para y se baja.
                -¡No te vayas, sigo atado y aun no me he corrido¡
                -Voy a ducharme.          
Antes de irse me quito el condon y el cordon alrededor de mi pene. Intente soltarme, pero no podía. Paso un rato largo y mi erección acabo bajando. Estaba derrotado y agotado. Cuando por fin salió de la ducha estaba muy guapa. Vestida de punta en blanco.
-Has sido un mal amo, y no me has atendido como merezco. Me gustaba el jueguecito de amo exclava pero antes me tenias mas satisfecha.
Me amordazo antes de que pudiera decir nada. Y saco de su bolso algo que no podía creer. Era un cinturón de castidad para mi. Consistia en una jaula metalica para envolver mi pene y un candado que lo cerraba.
-Esto es para que sepas lo que se siente.
Me puso aquello y me sentí frustrado. Pero fue peor cuando ella empezó a lamerlo y su lengua se metia por los recovecos. Mi pene intentaba ponerse erecto y no podía.
-Jajajajajajjajajaajaj. En unos días volveré y te lo quitare no te preocupes. Tu madre viene luego. La he dicho que estabas en cama malito. Agur
Se marcho de la habitación, pero por lo menos me tapo con una manta. Cuando llego mi madre me quito las esposas y me pregunto que había pasado. Le conte algunas excusas y la mande para casa. Estuve casi dos semanas subiéndome por las paredes  esperando a laura para que me quitara aquello pero entonces llego una carta diciéndome que no iba a volver y que me buscara la vida para quitarme aquello. Fue muy vergonzoso pero entre un amigo y yo pudimos romper el candado sin sufrir daños. Al final perdi a mi esclava por dejarla desatendida y encima ella me dio un buen escarmiento.