lunes, 25 de febrero de 2013
Sara y Erica 2
A la mañana siguiente Érica se
levanto sobre las 11. Había dormido desnuda en la cama de Sara. La fiesta del día
anterior la había hecho acostarse casi a las 7 de la mañana, pero sabía que los
padres de Sara llegarían sobre las 12. Quería apurar el reloj, para que a Sara
no le diera tiempo a anular nada, la soltaría sobre las 11:30, para que se
duchara rápido, se arreglara y así marchar.
Cuando entro de nuevo en su
cuarto, se encontró a Sara aun durmiendo, y la cama todavía húmeda de los restos
de flujo vaginal. Procedió a quitarle el arnés lentamente, en lo que Sara se
despertó, para después quitarle las esposas. Sara estaba completamente
entumecida por haber pasado toda la noche con las manos esposadas a la espalda,
y Érica la ayudo a levantarse con cuidado, la llevo al baño para que se duchara
y la dijo la hora que era, avisándola de que sus padres estaban al caer y que
debía prepararse rápido. En la ducha Sara empezó a rememorar lo que había
sucedido la noche anterior, y no pudo evitar sentir un pequeño picor en sus
partes. Se empezó a tocar un poco, pero pronto se dio cuenta de que no tenía
tiempo para esas cosas en ese momento. Realmente se dio cuenta de que se había
quedado con las ganas de correrse el día anterior, y que se había calentado con
mucha facilidad y rapidez.
Una vez terminada la ducha, se
seco el pelo, se maquillo un poco y salió del baño. Sus padres ya estaban en
casa, hablando con Érica. Procedió a vestirse en su habitación, se puso un
tanga negro liso, unos vaqueros y finalmente una camiseta de tirantes que
dejaba ver las tiras de su sujetador. Y salió a reunirse con todos.
El viaje duraba aproximadamente
una hora, y Sara estuvo pensando en todo lo que había pasado la noche anterior.
Érica hablaba con sus padres, acerca de la universidad, de algún profesor que
sin tener ni idea estaba dando clases, y de cosas en general acerca de la vida
cotidiana de ellas. La miraba de vez en cuando, buscando alguna mirada de
complicidad, o buscando alguna señal que la arrancara la incertidumbre que
había en sus pensamientos: ¿Por qué Érica había decidido tener sexo con ella?
¿Por qué de esa manera? ¿Iban a cambiar las cosas entre ellas? La verdad es que
sentirse dominada la había hecho excitarse como nunca, y todavía se sentía
excitada, ya que no había logrado un orgasmo. Solo de pensarlo se sentía
humedecerse otra vez, y volvía a cambiar de tema en sus pensamientos para que
no se le notara.
Llegaron al pueblo, y Sara y Érica
ayudaron a la madre de Sara a preparar la comida. Después de la comida
estuvieron un rato haciendo sobremesa y jugando a las cartas. A eso de las 6
era cuando los jóvenes del pueblo se empezaban a juntar en la plaza, para ir a
comprar la bebida para la noche, y empezar el botellón, pero los amigos de Sara
en el pueblo tenían un pequeño garaje habilitado cerca de la plaza, donde se reunían.
De camino, las dos amigas por fin solas empezaron a hablar:
-Esto…Érica, ¿a que vino lo de ayer? ¿Me quieres convertir
en tu exclava sexual o algo así?
-No Sara, no. Aun es pronto para que lo entiendas, pero es
algo que quería que sintieras porque cuando yo lo viví me cambio la vida. Sé
que te gusto mucho lo que viviste ayer, es solo sexo, pero es más intenso que
un polvo normal. Ahora sé que compartes eso conmigo, y quiero que confíes en mí,
porque hoy nos lo vamos a pasar genial, ya lo veras.
Cuando llegaron al garaje, todos
los chicos pasaron a fijarse en que Érica había ido a las fiestas. La
observaban vestida con unas botas altas, una falda hasta las rodillas y una
blusa que apretaba sus pechos. Todos estaban babeando ante las historias que
habían oído de ella, además de que realmente la joven rubia era una chica muy
sexy. A ella realmente no le interesaba ninguno de esos babosos, pero le
encantaba tenerlos ahí a sus pies. Si quería bebida, alguno se la preparaba, y
si quería un buen sitio para sentarse, rápidamente lo tenía.
Así pasaron las horas entre
bromas, risas y alcohol. Después Érica salió a hablar por el móvil y cuando
regreso, le dijo a Sara de dar un vuelta a ver que había. Sara sabia que algo
se estaba tramando así que decidió acompañar a Érica. Tan solo la mirada picara
de Érica la hizo sentir otro cosquilleo en su entrepierna.
Se dirigieron a uno de los
graneros que había en las afueras del pueblo, y allí se encontraron con Javi y
otros dos amigos de este, Rodri y Manazas. Los dos eran de la misma edad que
Javi, mayores que Sara y Érica. Rodri era un chico normal como Javi, de 1,80
mas o menos de estatura, complexión tirando a atlética y en el fondo dos
jóvenes del montón. Manazas sin embargo era el más bruto, criado por sus padres
en el pueblo, se dedicaba a cuidar de ganado y a cuidar de sus tierras. Ancho
de espaldas, 1,70 de altura, y un poco gordito, aunque lo más llamativo de el
eran sus manos grandes e hinchadas por el trabajo en el campo. Sara se quedo
sorprendida cuando vio a Érica besarse con Javi, después la aparto con un
cachete en el culo.
-Bienvenidas a nuestro chamizo. No pensaba que vendríais las
dos. Nunca creí que te expondrías a nosotros de esta manera.-dijo Javi mirando
a Sara.
-No sé muy bien lo que está pasando aquí, pero Érica me
pidió que confiara en ella y así lo hare.- En realidad Sara estaba
completamente entregada a lo que fuera a suceder. La noche anterior había
despertado algo en ella, y después de todo Érica ya sabía de qué iba todo
aquello. ¿Qué podría temer?
-Bien. Pero lo que tienes que tener claro es que una vez que
cruces la puerta de entrada al granero, nosotros mandamos, y tú vas a tener que
obedecer al 100%. No podrás salir si no te lo ordenamos nosotros. Eso sí, fuera
es fuera y nosotros no te podemos obligar a nada. Si intentas escapar y no lo
logras te castigare. Si escapas serás libre, pero si volvieras a entrar por
alguna casualidad……Manazas tiene ganas de probar ciertas cosas.
Todos rieron menos Sara. Manazas
no era un mal chico, y tampoco era tonto, pero tenía fama de muy bruto, y de
que su padre se lo tuvo que llevar de putas para que perdiera la virginidad, ya
que debía de tener un pene enorme y mucha falta de delicadeza en el trato a las
mujeres por la falta de control de su fuerza. Tampoco había visto nunca a Javi
como algo que no fuera un amigo, y con Rodri casi nunca había hablado. Pero aun
así se sentía excitada por saber lo que pasaría. Estaba deseosa de tener un
orgasmo, y su mente no la dejaba pensar en mucho más.
Una vez dentro vio dos cuerdas
colgadas del techo, unas mesas, unas sillas, una nevera, botellas de ron y
vodka, y un puesto de herramientas en una de las paredes, con herramientas
variadas para hacer los típicos arreglos a la maquinaria de pueblo.
-Muy bien señoritas. Quítense la parte de arriba de sus ropas.
¡Queremos veros esas tetas¡
Las dos procedieron a quitarse la
parte de arriba, Sara la camiseta de tirantes y el sujetador, mientras que Érica
se quito la blusa. Llevaba como dos pequeñas copas en los pezones para no
marcar pezón en la blusa, pero también se las quito. Después las llevaron a las
sogas que estaban colgadas en mitad del granero y las ataron las manos,
dejándolas con las manos en alto, pero sin levantarlas a ellas. En esa posición
ya no podían evitar que los chicos las empezaran a meter mano, pellizcar sus
pezones y en el caso de Érica que la metieran mano por debajo de la falda.
-¡Hostia Javi¡ ¡Esta ha venido sin bragas ni nada¡
-¡Normal¡ ¿Para que las quiero si luego me las vais a quitar
igual?
Rodri le dio una bofetada, y después
la recrimino la insolencia de la pregunta. Después Manazas fue a la pared de
las herramientas, y se trajo una pistola de aire comprimido, unos piercings y
algodón. Sara se empezó a asustar al ver lo que se estaba tramando, pero miro a
Érica que estaba muy tranquila y sonriente, y decidió estarse quieta y
callarse. Primero mojaron con vodka los algodones, se los pasaron por los
pezones y después procedieron a hacerle los agujeros y a ponerle los piercings.
Apenas habían sentido dolor mientras se los pusieron, pero sí que se dieron
cuenta de que ahora les notaban especialmente sensibles. Cada piercing tenía una
bolita al final del mismo, que de repente empezó a vibrar. Al parecer se
activaban cada cierto número de minutos, lo cual haría que se excitaran al
notar el roce del metal moviéndose.
Los chicos entonces empezaron a
beber, a reírse y hacer bromas. De vez en cuando se acercaban a las chicas y
las daban de beber, o se lo tiraban por los pechos, lamiéndoselo después. Ellas
notaban el picazón del alcohol en sus heridas recientes.
Sara estaba tremendamente
excitada, y al cabo de pocos minutos decidió pedirle a Javi que la quitara ya
los pantalones, y que se la follara. Este accedió a la petición en principio,
pero solo le quito los pantalones y el tanga, dejándola completamente desnuda. Después
la acaricio un poco su sexo mientras la besaba, pero después se aparto, cogió
un trapo limpio de la zona de herramientas y se lo puso de mordaza.
-Así que Sarita la recatada que no se quería follar a nadie
del pueblo, ahora quiere que se la follen. Me he hecho unas cuantas pajas
pensando en ti, pero creo que ahora mismo no me apetece darte lo tuyo. Aquí
mandamos nosotros, y tu placer y tu frustración no nos importan.
Se echaron a reír los 3 chicos, y
justo después Javi tuvo una idea. Los 3 chicos hicieron un corro y empezaron a
hablar entre ellos en voz baja. Después se fueron dejando a las chicas como
estaban. Érica empezó a hablarle a Sara:
-Joder Sara, ¡estas más caliente que yo¡ Yo también estoy
deseando que me follen un rato, o que me lo coman un poco o lo que sea.
Sara estaba realmente excitada, y
cada vez que sentía la vibración en sus pezones se humedecía más y más. Ya
notaba como le caían pequeños regueros a través de sus piernas, pero ella solo
podía notar el aire fresco que corría acariciando su sexo.
Cuando los chicos regresaron,
volvieron con compañía. Habían vuelto con 6 chicos más, entre ellos Luis,
algunos más mayores y alguno más pequeño. Estaban flipando con el espectáculo:
era de verdad que tenían a Sara y a Érica atadas y bien dispuestas para ellos.
La fiesta comenzó en ese momento,
y mientras algunos se llenaban las copas, otros las manoseaban por todo el
cuerpo sin ningún pudor. Se iban turnando al principio, para después pasar a
hacer juegos con ellas. El que primero acababa una copa tenía derecho a masturbar
un poco a la que quisiera, o si alguno se tomaba un chupito de ron o vodka a
palo seco este podía dar unos azotes a una de las dos. De vez en cuando también
las daban de beber. Estaban las dos tremendamente cachondas. A Érica la habían
estado masturbando varias veces, aunque no había logrado correrse, pero los
azotes le habían estado cayendo a Sara. Si era algo para relajar la excitación
sexual le caían siempre a Érica, mientras que a Sara le caían más bien los castigos.
Los chicos al cabo de un rato
estaban ya muy alterados, así que Javi saco una ristra de condones de uno de
los cajones, y decidió empezar la ronda de polvos. El iba a ser el primero por
supuesto. Iban a ir de uno en uno, y cada uno de ellos iba a escoger a una de
las dos para follarsela, o que ella le follara. Agarro una de las mesas y la
puso debajo de Érica de tal forma que ella quedaba subida a la misma. Javi se
bajo los pantalones y exhibió su pene que ya estaba bien duro. Se tumbo en la
mesa y se puso el condón. Después ayudo a Érica ponerse encima de él, de
rodillas, de tal forma que ella pudiera ayudarse de la cuerda para subir, bajar
y moverse encima de él. Sara los miraba deseosa de que llegara su turno. No
podía pensar en otra cosa que en el pene que acababa de ver, y las ganas que
tenia de sentir uno dentro de ella, y de correrse de una vez. Cuando Javi
acabo, los chicos le ayudaron a salir de debajo de Érica, que había tenido su
primer orgasmo. Después fue Rodri, que también escogió a Érica, aunque apenas
aguanto un minuto antes de correrse.
Fueron pasando uno a uno cada uno
de los chicos, y todos fueron escogiendo a Érica. Ella ya estaba realmente roja
y sudorosa del esfuerzo, pero al final se había corrido un par de veces. Sara
no podía dejar de mirarla con envidia y frustración. Su hora no acababa de
llegar. Hasta Luis escogió a Érica, y fue de los que mejor la supo follar. Érica
gritaba y gemía como una loca poseída mientras Luis acompañaba sus movimientos,
todos los chicos les miraban con la boca abierta.
Finalmente le llego el turno a
Manazas, que había estado esperando el último, y se estaba frotando las manos.
-Yo escojo a Sara.-Sara le miro, pero no sabía si con alivio
o con que. Manazas era muy bruto y quizás la haría daño, pero por otro lado
quizá con esa polla tan grande valdría por la de los demás- Pero quiero
follarte por la boca, nunca me la han chupado, y me han dicho que sabes hacerlo
muy bien.
Sara sintió un vuelco en todo su ser. Ni Manazas se la iba a
follar como dios manda. Peor aún. Ahora tenía que chupar esa enorme verga.
Soltaron un poco la cuerda de Sara y esta se arrodillo ante la mayor polla que
había visto en su vida. Cuando se la metió se dio cuenta de que casi no le cabía.
Ante los gritos de todos, se esforzó en hacerle una buena mamada, a pesar de
tener las dos manos atadas por una cuerda. Al menos agradeció cuando Manazas se
fue a correr y se la saco de la boca, para llenarla el pecho con una gran
cantidad de semen.
Después de limpiarse, todos
llenaron sus copas, y se marcharon hacia la verbena del pueblo, no sin antes
dejar a las dos colgadas del techo por sendas cuerdas.
viernes, 22 de febrero de 2013
martes, 19 de febrero de 2013
Sara y Erica
Sara y Érica son dos amigas
universitarias que comparten piso desde que comenzaron la carrera hace más de
dos años. Sara es una chica morena de estatura media, es guapa de cara y es
delgadita, lo que la hace ciertamente resultona con los chicos, aunque es algo tímida
y no suele llamar la atención de estos. Érica es rubia, más bien bajita, y su físico
es más voluptuoso. Érica resulta muy atractiva para los hombres, tanto que a
pesar de no tener un carácter muy accesible siempre se le acercan los chicos, y
cuando salen las dos, siempre triunfa ella. No es que Sara le tenga envidia a Érica,
pero la ha invitado dos veces a las fiestas de su pueblo, y claro, Érica no ha
perdido el tiempo, liándose con algunos de sus amigos, y eso pues no le ha
acabado de hacer mucha gracia.
La primera vez que la llevo a su
pueblo se lio con Luis. Un chico alto, moreno y delgado. No es de los mejores
amigos de Sara, de hecho él intento salir con ella en la adolescencia, pero
ella sabía que solo quería sexo y no quiso nada con él. Era el típico chico de
polvo para un día. Y así trato a Érica, que también quería lo mismo, pero no
tardo en enterarse de los detalles de aquella noche. Habían aprovechado el lio
de gente en la verbena para marcharse a un granero en las afueras del pueblo. Según
él, ella le había quitado el cinturón a toda prisa, y se había abalanzado sobre
su polla comiéndosela. En cuanto la tuvo dura, ella se bajo los vaqueros
ajustados y el tanga; mientras él, se puso el condón, y echaron un polvo rápido.
Cuando volvieron a la verbena, hicieron como si no hubiera pasado nada, pero Érica
si le conto a Sara que se había tirado a su amigo.
La segunda vez que fueron al
pueblo de Sara, Érica acababa de dejarlo con uno de sus novios. Iba con la idea
clara de tirarse a alguno de los amigos de Sara. Se lo monto con Javi, que era
4 años mayor que ellas, y que aunque no era realmente del grupo de amigos de
Sara sí que la conocía de siempre, y se llevaba muy bien con ella. Esa vez Javi
se la llevo a su casa, donde pasaron parte de la noche y gran parte de la mañana
teniendo sexo.
Sara no se sentía a gusto
volviendo a llevar a Érica a su pueblo. Sabía que Érica llevaba un mes sin
tener sexo. Y sobre todo porque los del pueblo ya la tenían como el polvo fácil
de las fiestas, y parecía que se la estaban rifando. Claro que no podía decirla
que no fuera, porque era su amiga, y porque también la habían invitado sus
propios padres. Ellos pensaban que ella era una gran amiga, y que Sara quería
que estuviera allí, pero Sara no lo veía tan claro y decidió que tenía que
buscar una solución al problema.
Las fiestas empezaban el viernes
por la noche y acababan el domingo con la comida. Ellas iban siempre el sábado que
era el día en que más gente bajaba, así que tenía que buscar la manera de
convencer a Érica para salir el viernes. Había hablado con el ex de Érica,
Jorge, y sabia que estarían en un bar llamado “Puzzles”. Si se encontraban podría
saltar la chispa, Érica llevaba un mes sin follar, y siempre había dicho que Jorge
la follaba muy bien, que la tenia cogido el tranquillo. Le costó convencerla un
poco, pero Érica accedió a cambio de que Sara le debiera un favor.
Cuando llegaron a “Puzzles”,
Jorge estaba en una esquina con sus amigos, pero no dudo en acercase a saludar.
Al principio Érica estaba un poco reticente, pero Jorge poco a poco fue ganando
terreno hasta que esta, también ya un poco borracha, decidió que lo mejor era
darse una alegría. Se fueron a un parque cercano, conocido por ser un buen
sitio para emergencias de este tipo, y después volvieron con Sara y el resto.
Cuando regresaron a casa eran ya
las 5 de la mañana. Se encontraban en la cocina en sendos camisones comiendo
algo antes de irse a dormir. Sara estaba aliviada, porque Érica y Jorge habían acabado
la noche entre risas, y quizá hasta no iría con ella a las fiestas.
-Bueno cuéntame, ¿Has vuelto con Jorge o qué?
-No, no he vuelto. Ha pasado un buen rato esta noche y nada más.
-¿Ha pasado?
-Si bueno. Le había hecho creer que íbamos a follar, pero en
cuanto se ha bajado los pantalones, entre la paja y la chupada se ha corrido
deprisa. Lo de siempre cuando estábamos juntos, se corría deprisa la primera
vez, y luego en el segundo intento siempre aguantaba bien, y por eso me gustaba
mucho cuando follábamos.
-¿Y no habéis intentado un segundo polvo?
-No era lo que quería. Tengo otras perspectivas para el día
de mañana. De todos modos diría que me debes un favor.
-¿Cómo que no era lo querías? Hace un mes que no te veo con ningún
chico. Pensaba que querrías echar un polvo, y Jorge siempre te tuvo satisfecha
al fin y al cabo.
-Jorge ya no tiene misterios para mí. Si quisiera me lo podría
tirar todos los días, y no tener nada realmente con él. Quiero probar cosas
nuevas.
Érica volvió a su habitación y volvió
con un cofre cerrado. Sara la miraba extrañada.
-Quiero que me devuelvas el favor que te he hecho saliendo
hoy contigo como querías. Quiero que veas lo que hay en este cofre, pero es una
sorpresa. Quiero que primero cierres los ojos, y pon las manos a la espalda,
que no quiero que lo toques.
-¿Las manos a la espalda? ¿Es una broma?
-El favor es esposarte las manos para que no toques lo que
vas a ver, es que lo que te quiero enseñar, es muy personal y no quiero líos.
Cuando lo veas lo entenderás.
-¿Pero qué diantres tienes en ese cofre? ¡No me asustes¡ ¡No
hace falta que me pongas unas esposas¡
-Ya lo veras. Yo estoy segura de que te va a encantar. Además
me debes el favor. ¿Me lo vas a negar?
Sara se lo pensó dos veces, pero
le debía el favor a Érica, así que al final miro a Érica y esta procedió a ponerle
las manos en la espalda, y le puso unas esposas que había usado ya en alguna
aventura erótica con algún amante. Érica abrió el cofre y lo puso delante de
Sara. Sara abrió los ojos y se quedo extrañada.
-¿Qué es eso? ¿Una especie de consolador?
-Es un arnés que me voy a poner a la cintura, aquí en este
lado tiene un pene de tamaño medio que me entrara a mi por mi vagina, mientras
que este pollote que está en el lado de fuera va a ser para ti.
-¿Cómo que para mí?
Érica sin más explicaciones cogió
a Sara y la llevo cogida del brazo hasta su cama y la tiro en ella. Sara
intento darse rápido la vuelta, a la vez que gritaba a Érica, pero esta saco rápido
un ball gag de uno de los cajones y se lo puso a Sara en la boca.
-Mira, si quieres que mañana no me tire a cualquiera en tu
pueblo te vas a tener que esforzar. Ya sé que no querías que fuera porque no te
hago quedar muy bien con tus colegas, pero francamente estoy un poco cansada de
tirarme zoquetes sin ningún tipo de emoción. Te voy a follar, y espero que te
lo tomes con más ganas, porque sino mañana también tendré ganas de montármelo con
alguno de tu pueblo. Quizá hasta con tu padre, que siempre me está mirando con
esos ojos de salido.
Sara intento decir algo, pero no
pudo. Érica tiro hacia arriba de su camisón, sacándoselo por la cabeza, y se le
quedo colgando de los brazos. Llevaba solo un tanga blanco liso. Érica se tiro
a por sus pezones y empezó a estimularlos. Sara no pudo evitar que se le
pusieran duros, hacia también tiempo desde que había tenido sexo la ultima vez,
y tampoco le gustaba masturbarse a sí misma, le parecía antinatural.
-Si, ya verás como todo esto te va a encantar.
Érica tumbo a Sara boca arriba y
tiro de la goma del tanga hasta sacárselo por las piernas. Después se lanzo a
devorar su sexo. Mientras lamia desde sus labios a su clítoris, arriba y abajo,
la masturbaba con un dedo. Sara no podía evitar empezar a notar su sexo
humedecerse. Se empezaba a notar cada vez más caliente, y cuando más estaba
disfrutando Érica se paro.
-Ahora te toca a ti. Si te quito el ball gag y gritas, te
castigare. Quiero que me hagas una buena comida de coño. Y no te me hagas la
recatada, que ya he oído como se la chupas a los chicos cuando estás bien
caliente.
Sara se había puesto más roja todavía
al darse cuenta que su amiga sabia más de lo que ella pensaba. Siempre había sido
la recatada de las dos. No se liaba con ningún chico pensando en solo una
noche. Tenía que haber algo más. Era algo en lo que había chocado siempre con
su amiga, a la que realmente no le importaba estar un día con un chico y al día
siguiente con otro, si eso era lo que ella quería. Érica se puso encima de la
cara de Sara, y dejo caer parte de su peso sobre ella. Sara se esforzó en lamer
lo más rápido y mejor posible, mientras que Érica movía su pelvis hacia delante
y hacia detrás, haciendo el roce con su lengua lo más efectivo posible. Érica
estaba disfrutando mucho. Sabía que su amiga no solo se estaba esforzando en
darla placer no solo por las consecuencia que trajera no hacerlo, sino que la
notaba caliente de verdad, notaba que estar ahí lamiendo el sexo de su amiga,
esposada, la excitaba mucho, así que empezó a acariciar con una mano la entrada
de su sexo. Sara aparto sus piernas, dejándole bien expuesta la entrada de su
sexo a su amiga.
Después de un rato acariciándola,
Érica dejo de hacerlo para mantener a Sara excitada, y deseosa de notar roce en
su sexo. Sara se agitaba buscando la mano pero no la encontraba.
Érica se levanto, y cogió el arnés.
Sara la miraba mientras se lo ponía. Empezó a ponérselo entre las piernas, y
cuando el pene de goma llego a su entrepierna cogió un bote de lubricante, para
ayudar a metérselo. Érica noto el frio de la goma y el lubricante, lentamente empezó
a introducírselo, y cuando acabo una sonrisa de excitación le lleno la cara.
Miro a Sara.
-Creo que a ti no te hará falta ningún lubricante.
Sara realmente estaba mojada. La
colcha de la cama tenía un lamparon en mitad de la misma. No podía levantarse.
Estaba con las piernas bien abiertas, y las rodillas flexionadas, apoyando los
pies en la cama. Miraba a Érica con un enorme pene de goma como nunca había visto
antes. Estaba tan excitada que ni había pensado que problemas podría tener en
que la metieran algo así. Al principio noto como le costaba, incluso por unos
instantes sintió dolor, pero Érica supo metérselo poco a poco, al igual que empezó
a moverse lentamente hasta que vio que el enorme pene de goma se deslizaba con
cierta facilidad dentro de su amiga. Sara empezó a gemir con fuerza, y el pene
de goma dentro de Érica empezó a vibrar a la vez que ella se movía.
La vibración era realmente
efectiva, pero no quería que su amiga se corriera antes que ella, así que empezó
a pellizcarle los pezones, darle palmas en el clítoris, e incluso pellizcárselo.
Sara grito, así que Érica le volvió a poner el ball gag y la dijo que la
esperaba un buen castigo. Al cabo de un rato Érica tuvo su orgasmo, pero Sara
se quedo justo al borde. Sintió una gran frustración al ver como Érica le
sacaba el enorme pene de su coño. Estaba lleno de flujos, pero Érica parecía decidida
a no darle más placer.
-Ahora, aparte de no dejar que te corras, te voy a dar un
poco por el culo.
Sara intentaba gritar, pero no salían
más que balbuceos de su boca. Érica cambio el pene grande del arnés y paso a
poner uno de tamaño más normal tirando a pequeño. Después dio la vuelta a Sara,
que trataba de resistirse sin ningún resultado, puso lubricante sobre el pene
de goma y empezó a introducírselo lentamente. Ahora la sorpresa fue para Érica,
el pene de goma entraba con más facilidad de la que ella pensaba.
-Así que también te has estado dejando dar por el culo. ¡Vaya,
vaya con la modosita¡ Va a ser cierto lo que me dijo Luis que en realidad
follarte no te follo porque querías mantener la virginidad, pero que si que te
dejaste dar por el culo. ¡Y tu diciendo que jamás estarías con alguien así¡
Érica estuvo penetrando a Sara
hasta que un nuevo orgasmo la sacudió a través del vibrador. Después sin
sacarlo de Sara se lo quito lentamente. Según se lo iba sacando, iba cayendo un
reguero de sus fluidos, mojando todo el arnés y las nalgas de Sara.
-Creo que me voy a dar una ducha primero, mientras decido si
te dejo así toda la noche.
Érica apago la luz al salir, y
Sara se quedo así hasta la mañana siguiente, Con un pene de goma metido en su
culo, y tremendamente frustrada por el calentón insatisfecho que Érica le había
provocado.
jueves, 14 de febrero de 2013
lunes, 11 de febrero de 2013
La prostituta
Enrique tenía 27 años. Era de
estatura alta con su metro ochenta largo, complexión corpulenta, pelo negro,
ojos marrones y una cara del montón. No era un tipo existoso con las mujeres a
pesar de llevarse muy bien con ellas., el lo intentaba constantemente, pero o
bien ellas siempre preferían a otro de su grupo de amigos, o simplemente le veían
como alguien simpático con quien no se querían acostar. Hacía ya mucho tiempo
que no tenia sexo con ninguna chica, asi que se decidió a buscar una de pago.
Nunca le había hecho gracia la
idea, pero ya habían pasado unos 4 años desde la última chica que quiso
acostarse con el, y veía pasar el tiempo sintiendo que lo estaba perdiendo.
Algo le estaba reconcomiendo por dentro, asi que empezó a buscar en los foros
opiniones acerca de las prostitutas de la ciudad. Pronto encontró un foro con
experiencias de personas de su ciudad, y aprendió donde buscar anuncios de
prostitutas por internet. Observo que había una brasileña de pelo rubio y
grandes pechos, pero que tenía su cara tapada en las fotos. En los foros decían
que era la mejor, en simpatía y en complicidad con los clientes, además de
follar muy bien, pero justo en esa época no estaba en la ciudad. Observo otras
dos chicas de las que hablaban bien en los foros: una española similar a la
brasileña pero con la piel más blanca y una puertorriqueña morena, una mulata
de piel marrón claro, grandes pechos y muy voluptuosa. La española le parecía
muy atractiva, pero a la puertorriqueña la descarto rápidamente porque no
estaba muy seguro de poder soportar el acento sudamericano que tanto asco había
cogido por culpa de las compañías telefónicas.
El caso es que mirando los
anuncios vio a una japonesa que se hacía llamar Tanaka. En las fotos se podía
ver un bello rostro japonés, no tenía unos pechos muy generosos, pero había que
reconocer que tenía un cuerpo muy agradable a la vista. También había unos
anuncios de otra japonesa que se hacía llamar Mistress Akane, una domina que se
anunciaba diciendo que era experta en dominación masculina, incluyendo bondage,
facessiting, spanking, castidad forzada, denegación del orgasmo, tortura
genital, adoración de pies….. Enrique estaba seguro de que era la misma chica,
pero vestida en cuero negro y con la cara maquillada de otro modo. Todo aquello
empezó a llamar su curiosidad, pero el estaba buscando un polvo nada mas, quería
saber que la chica iba a cumplir, y no tenía ninguna referencia de la japonesa.
Estaba pensando en llamar a la española o esperar a la brasileña, hasta que un día
llego una experiencia de la japonesa a uno de los foros. En ella se comentaba
que la chica era muy profesional, simpática y aplicada. Que era muy limpia, la
chupaba con el condón puesto y que si veía que el cliente no era decidido ella
era capaz de tomar la iniciativa hasta que este empezara a coger confianza. A
Enrique le gusto mucho lo que estaba leyendo, porque no sabía muy bien cómo iba
el tema de quedar con una prostituta, y saber de una cuyo trato era así le
ayudo a tomar la decisión de llamarla. Además le daba mucho morbo quedar con
ella pensando que era una dominatriz.
Quedo un viernes por la tarde a
eso de las 7. Ella trabajaba en un piso a las afueras de la ciudad, en una zona
con poco movimiento, lo cual resultaba muy discreto. Cuando ella le abrió la puerta,
lo estaba esperando vestida con un camisón muy corto de seda negro de encaje,
unas medias negras de encaje y unos zapatos de plataforma con un gran tacón de
aguja para disimular lo pequeña que era. Pero lo que más llamo la atención de
Enrique es que se había maquillado como en los anuncios de Mistress Akane, con
una sombra de ojos achinando más sus ojos, lo cual les daba una fuerza
increíble. Ella le beso, le cogió de la mano y lo llevo al cuarto, donde le
empezó a desnudar para después llevárselo al baño para limpiarle sus genitales.
Después le seco con una toalla, le llevo a la habitación de nuevo y le pregunto
si quería tomar algo. Enrique estaba algo nervioso por la situación, pero no
quiso tomar nada. Ella entonces tomo la iniciativa. Le beso calurosamente en
los labios y le empezó a acariciar el pene. Enrique se empezó a dejar llevar y
metió las manos debajo del camisón notando que no llevaba nada debajo. La
acaricio las caderas, y apartándola un poco le saco el camisón por la cabeza.
Ella le volvió a besar, pero esta vez pego su cuerpo desnudo contra el cuerpo
de Enrique, con sus sexos rozándose mutuamente. El pene de Enrique empezó a
ponerse duro, se olvido de la tensión de la situación y la subió a la cama
cogiéndola por las nalgas. Bajo lentamente por su cuello, acaricio y olio la
piel de sus pechos, lamio los pezones y bajo acercando su rostro por el vientre
hasta su sexo. Lo estuvo devorando durante unos 5 minutos, lamiendo su clítoris
con la lengua e introduciéndose en su humedecida cueva. La japonesa, que
realmente estaba disfrutando del momento, decidió coger un preservativo de la
mesilla y le dio la vuelta a la situación poniéndose encima de Enrique. Le puso
el condón y empezó a chupársela, arriba y abajo, subiendo y bajando con su cabeza.
Después de un par de minutos Enrique no pudo evitar correrse. Había sido mucho
tiempo sin estar con una mujer y Tanaka realmente le estaba excitando mucho.
-“No te preocupes que tenemos tiempo para que se te vuelva a
poner dura” Dijo ella. “Has contratado una hora.”
Estuvieron hablando un rato de
trivialidades, cosas como porque se había venido ella a vivir a España y cosas así.
Cuando ella creyó que ya había pasado el tiempo suficiente le empezó a
acariciar el pene con los dedos otra vez. El la beso, y ella se acerco mas a el,
poniéndole una pierna por encima del vientre, acercando sus sexos. Enrique
volvió a sentir su pene duro, ella le puso otro condón y se sentó a horcajadas
sobre el. La imagen excito tremendamente a Enrique. Además, ella se empezó a mover
como una diosa. En otro par de minutos se volvió a correr abundantemente.
Enrique estaba desfallecido. La japonesa le había sabido llevar a su terreno
completamente, y este no había soportado ni 5 minutos entre las dos ocasiones. Todavía
faltaban algunos minutos para hacer la hora, pero Enrique ya estaba satisfecho.
Estuvieron hablando un rato más, y a Enrique le pico la curiosidad:
-Oye perdona, ¿tu no eres también Mistress Akane? Es que vi
los anuncios también, y me pareciste la misma.
-Si lo soy sí. Pero el tema de la dominación es algo que no
me acaba de dar dinero. Es lo que más me gusta hacer, pero a pesar de que a
mucha gente le gusta no se atreven a llevar a cabo sus fantasías.
-Nunca me había planteado nada así, pero la verdad que me
dio cierto morbo al verte en el anuncio y leer lo que hacías.
-Si quieres podríamos quedar otro día, y hacemos una sesión más
orientada a alguien que desea empezar a conocer el mundillo. Yo sería tu ama y
tu mi exclavo. La tarifa seria la misma, pero lo que suceda en esa cita podría no
ser exactamente tener sexo…. que también podría ser.
-¿A qué te refieres?
-Pues por poner un ejemplo, podría ordenarte que me
limpiaras el salón desnudo mientras yo te azoto para que lo hagas con más
ganas, o podría atarte las manos a la espalda y obligarte a ser mi reposapiés
mientras miro la tele. También podría tenerte lamiéndome los pies, o haciendo
que me practiques sexo oral como antes, que me ha gustado mucho. Pero siempre
decidiría yo que es lo que hacemos desde el momento en el que entras por la
puerta.
-¿Y sexo en el que yo recibiera placer?
-Bueno. La idea principal de que seas exclavo es que el
placer lo reciba tu ama. Podría ser que tuviéramos sesiones de control de
orgasmo, que te follara con un arnés o que me apeteciera incluso llegar a tener
sexo contigo, pero la idea básica es que se haga lo que a mí me de placer. Si
quisieras orientarlo solo al sexo tampoco habría ningún problema, pero eso no
significaría que tu obtuvieras placer según lo que quieras ese día. El placer
para ti seria que yo obtuviese el mío.
-¿Follarme con un arnés?
-Si mira, te traeré algunos juguetillos que uso para la
dominación.
Tanaka salió de la habitación, y
volvió al cabo de un rato con un par de maletines llenos de diversos juguetes eróticos.
Le empezó a enseñar gags de bola para mantener callado al esclavo, pinzas para
los pezones, esposas para las muñecas, collares de exclavo, una varilla con una
rueda de pinchitos al final que al pasarla por la piel daba una extraña
sensación, como si le pasaran un montón de agujas por encima de la piel, una
fusta, una especie de guantes de plástico como bolsas donde iban metidas las
manos inutilizándolas, consoladores....
-Mira esto es un arnés. Yo me lo pongo en la cintura y en
esta guía de la parte frontal pongo un consolador u otro. La idea es darte por
el culo con ellos. Empezaríamos con los pequeños claro. Aunque no te lo creas
es algo que os acaba encantando a todos.
Enrique no puso muy buena cara
cuando la vio con el equipo puesto. Había probado todos los artefactos pero ese
no pensaba hacerlo, aunque la verdad es que todo aquello le estaba volviendo a
excitar y ya se estaba poniendo cachondo otra vez.
-¿Y esa cajita que es? Dijo señalando una especie de cajita
opaca como de plástico con un aro grande.
-Es un aparato de castidad masculino. Con eso puesto no
puedes ni tener una erección, así que de tener sexo y correrte ni hablamos.
Aquello hizo calentarse aun más a Enrique, aunque su pene no
se puso duro en el momento. Aun necesitaba algo de descanso, pero ya le empezaba
a cosquillear.
-¿Cómo funciona?
-Pues mira esto se pone así: Abres el aro, lo pones por
detrás de los testículos y el pene - según lo explicaba se lo iba poniendo – lo
cierras y aquí arriba donde están estos
dos agujeros van estas dos guías que están en el capuchón. –Cogió el capuchón,
metió su pene dentro e inserto las dos guías en los agujeros de la parte de
arriba. El noto que la parte saliente de su glande quedaba atrapada por otro
saliente en el interior de la capucha. Sonó un clic.
Enrique observo el artefacto, y
vio que su pene había quedado encerrado en el.
Realmente había quedado ajustado por el aro, y la capucha se ajustaba
bastante bien, además el saliente interior impedía sacar el glande que estaba
atrapado dentro.
-He notado algo atrapándome el glande por dentro. ¿Esto se
podrá sacar no? No veo como se abre esto.
-No te preocupes por eso. Funciona por bluetooth, con un
programa muy sofisticado que tengo. Lo que notas en el interior es una pieza
móvil que se retira hacia atrás cuando se desbloquea el aparato en sí, pero que
si quieres sacar el pene tendrías que desgarrarte el glande para hacerlo. La
pieza mantiene el calor en tu pene, asi que no se hará más pequeño, y aunque así
fuera la pieza se adapta a los cambios de temperatura ajustándose. El aparato
es de un material similar al de la fibra de carbono, es realmente duro, y ha
pasado por muchas pruebas. Se usa en la formula uno por ejemplo para diseñar
partes de los cascos por ejemplo. Aguanta grandes temperaturas y es
prácticamente irrompible. Sería más fácil cortártela que sacarla intacta de ahí
dentro. Y mira esto – Ella saco su móvil y inicio una aplicación. El aparato
empezó a emitir descargas placenteras en el pene de Enrique, que cuando intento
ponerse duro no pudo.
-¡¡Ay¡¡ Esto por un lado mola. Es muy estimulante, pero
duele mucho cuando mi pene se intenta poner duro.
-Ja, ja,ja. Ya lo sé. Es para castigar al exclavo. Con el
móvil puedo hacer muchas cosas, pero no liberarte. Eso se tiene que hacer desde
un ordenador. Lo que sí puedo hacer es programar juegos o darle un tiempo para
que se abra solo, pero como mínimo son 3 meses.
-¿Juegos?
-Si. Por ejemplo puedo poner que exista la oportunidad de
que se abra una vez a la semana, pero solo si lo intentas abrir en un intervalo
de tiempo determinado. Por ejemplo, si lo pusiera de ahora en una semana,
podría poner una hora al azar en el que se podría abrir si en esa hora lo
intentas, pero si lo intentaras y fallaras pos tendrías que esperar a la semana
siguiente. También puedo hacer que el aparato te de descargas al azar, excitándote
y dejándote dolorido y frustrado. La batería se carga con el movimiento de tu
cuerpo.
-Joder que maquiavelico. Me está empezando a dar cosa llevar
esto puesto – Pero Enrique se estaba sintiendo muy excitado ante todo eso, y su
pene ya recuperado le estaba dejando en evidencia apretado en el aparato de
castidad - ¿Puedes quitármelo ya?
-Vamos a quedar para otro día. Yo se que todo esto te está
gustando. No hay más que ver la cara que has estado poniendo, o como tu pene te
esta martirizando ahí dentro.
-No sé, es que es un gasto de dinero muy grande. Deja que me
lo piense un poco. – Enrique estaba muy excitado y ya solo pensaba en sacar su
pene del aparato. Pero la verdad es que todo aquello le asustaba y no estaba
muy seguro de querer seguir adelante. Más bien tenía pensado no hacerlo.
-Creo que no lo estas entendiendo bien exclavo. Una vez que
te he puesto eso tu sexo es mío, y con ello tu voluntad también. Necesitas
disciplina. A partir de ahora me llamaras Ama Akane, y si quieres que te saque
de ese aparato tendrás que venir a menudo por aquí. No permitiré que faltes más
de una semana seguida. Si no vienes tomare medidas como activar alguno de los
programas de tu aparato o lo dejare en función cerrado permanente.
-Pero yo no acepte ser tu exclavo. ¡Quítame esto ahora
mismo¡- Grito Enrique, pero ella toco una tecla en el móvil y una descarga
eléctrica hizo doblarse a Enrique en el sitio. A los pocos segundos volvió a
tocar la tecla y se paro.
-Ahora ya da igual lo que quieras. No vuelvas a tratarme así
o te arrepentirás. Debes acabar todas tus frases con Ama o Ama Akane. Quiero sumisión
y disciplina. Ahora vístete y vete.
-Pero yo no tengo trabajo ni dinero para pagar todo esto –
Lamento Enrique. Ama Akane le dio otra descarga.
-He dicho que me llames Ama o Ama Akane. Si no tienes dinero
iras debiéndomelo, y con intereses. Si no hay dinero no te liberare del
cinturón y estarás todo el día frustrado por no correrte. Ahora vete.
-Si ama.
Enrique se vistió y se fue.
Estuvo el resto del día pensando en lo sucedido, y no pudo evitar sentirse
excitado de nuevo. El dolor y la frustración de no poder correrse apenas le
dejaron dormir esa semana. Pensó en como librarse de esa cosa pero la única
solución era que la ama Akane se la quitara. Justo cuando pasaron 7 días volvió
a quedar con su nueva ama. Ella le recibió vestida completamente con un vestido
escotado de cuero con minifalda ajustada y unas botas altas de tacón de aguja
atadas por detrás con cordones.
-¡Te gusta apurar eh¡ Tan solo decirte que te has librado
porque hoy no tenía ningún cliente, pero espero que tengas en cuenta que si
tengo uno no quedare contigo, y si pasan más de 7 días de una cita a otra ya
sabes que no te liberare del aparato aunque me pagues. Ahora quiero que limpies
la cocina. Tienes menos de una hora. El tiempo que reste de la hora es el
tiempo que tendrás para que te libere y te de un orgasmo.
-Si ama.
Enrique ilusionado se dio prisa
en acabar la tarea. En apenas media hora acabo. Por un momento creyó que ella
le liberaría y el podría escapar.
-Ahora quiero que te desnudes y te tumbes encima de la cama.
-Si ama.
Enrique se tumbo en la cama y el
ama Akane le esposo las muñecas al cabecero de la cama y los pies a la patas de
la misma, abriendo bien sus piernas. Enrique supo entonces lo difícil que sería
escapar. El ama fue a por un portátil y empezó a teclear. Al cabo de unos
segundos sonó un clic y el aparato se abrió. Saco el pene de Enrique que se
endureció al instante. Ella no le prestó mucha atención. Saco una crema
depilatoria y rasuro toda la zona genital de Enrique.
-Es una crema especial para que no te crezca pelo ahí. Sera
mas higiénico que lo tengas así. No se sabe cuánto tiempo estarás con el
aparato puesto. Quizá acabes llevándolo toda la vida. Tenía un exclavo en Japón
que un día intento arrebatarme el portátil para quitarse el cinturón. Me llego
a agredir una vez que me pillo desprevenida. Fallo la contraseña, porque la
cambio cada semana, y el aparato se cerró automáticamente por 3 meses. Me grito
para que lo liberara, pero yo no podía hacer nada en ese momento. Además me
había llegado a agredir. Le saque de casa a rastras, pues soy una karateka
excelente, y cuando volví al ordenador puse la contraseña correcta y le tuve 3
meses con descargas al azar, para después dejarlo en castidad permanente el
resto de su vida. Los aparatos valen una dineral, pero me quedo con una parte
importante de vosotros.
Cuando acabo de rasurar a
Enrique, cogió su pene aun más duro y con gotas de líquido pre-seminal en la
punta y lo masturbo apenas unos segundos hasta que estallo en un orgasmo.
Enrique sintió como se le nublaba la vista, y se sentía en el cielo al
correrse. Después la ama Akane lo limpio y volvió a poner el aparato en su
sitio. Después empezó a quitarle las esposas y las ataduras.
-Sabes esclavo, si quieres volver a tener sexo conmigo
deberías hacer que se me canse la mano de masturbarte más de lo que me cansaría
follando contigo.
-Si ama.
-Ahora vístete y márchate.
-Ahora mismo ama
6 días pasaron hasta la siguiente
cita. Enrique la concertó en cuanto pudo para no jugársela. Estaba aterrado
ante la idea de quedar encerrado en el cinturón para siempre. Aunque la
realidad era que el orgasmo de la semana anterior había sido el mejor de su
vida, y realmente empezaba a sentirse atraído hacia la idea de ser el exclavo
de ama Akane.
-Hoy toca limpiar el baño también aparte de la cocina. Así
que date un aire si quieres tu recompensa.
-Si ama.
Enrique corrió para acabar todo
lo rápido que pudo. Tanto que rompió un plato cuando lo estaba fregando.
-Ese descuido te va a salir muy caro exclavo. Además de
pagar el plato te voy a castigar.
-Como usted quiera ama.
Cuando acabo el ama le obligo a
bajarse los pantalones y tumbarse boca abajo en la cama. Le azoto hasta dejarle
marcas en las nalgas. Después le puso boca arriba y le ato a la cama como la
vez anterior. Solo faltaban 5 minutos para el final de la hora. Le quito el
aparato y su pene se puso duro al instante. Le empezó a masturbar rápidamente.
Esta vez Enrique quería aguantar más tiempo sin correrse para ver si tendría
una oportunidad de volver a tener sexo con la ama Akane. El dolor de sus nalgas
le ayudo a evadirse de las oleadas de placer que le recorrían el miembro debido
a la ágil y trabajada masturbación a la que le estaban sometiendo. A los 3
minutos el ama Akane se detuvo de golpe.
-¿Por qué se detiene ama?
-Va a dar la hora. No voy a estar ocupándome de ti pasada
esa hora. Tienes que estar con el aparato puesto y libre de ataduras al acabar
la hora.
La ama pellizco sus testículos y realizo una maniobra
extraña en la base del pene de Enrique y este paso a estar flácido en apenas
unos segundos. La frustración se apodero de el.
-Pero no me he corrido ¡joder¡ ¡¡Yo he cumplido mi parte del
trato¡¡
Ama Akane cerró el dispositivo y le golpeo con fuerza en el
estomago.
-Te he dicho como debes tratarme. Si quisiera podría tenerte
aquí como exclavo permanente, y siempre tendrías que hacer lo que yo dijera. Te
estoy tratando como un cliente dándote el derecho a tener algún tipo de placer.
Tenías poco tiempo y deberías haber aprovechado. O no haber roto el plato y así
habrías tenido más tiempo. ¡Ahora vete¡
-Si mi ama.
Enrique salió dolorido y
frustrado. Pero la cosa no mejoro en la siguiente semana, en la que debido a
sus compromisos y los de ama Akane no pudo quedar con ella. En cuanto quedaron,
ella le castigo a una dura semana de descargas al azar, y sin derecho a
correrse otra semana más. Enrique apenas dormía por las noches, si no era por
el dolor de su pene o la frustración de no poder tener un orgasmo, era porque
lo despertaba una descarga en mitad de su sueño.
Pasaron los meses y el procuro ir
siempre cada 4 o 5 días a verla. No sabía cómo lo hacía, pero siempre conseguía
el dinero para pagar. Si no era dando clases, era haciendo arreglos a amigos o simplemente
trabajando en pequeños curros. No siempre conseguía acabar sus labores antes de
acabar la hora, a veces simplemente ama Akane no quedaba satisfecha con algo
que el había hecho y lo dejaba con el aparato puesto. Enrique aun así se
esforzaba en aguantar cuando tenía tiempo para ver si había alguna posibilidad
de que ella tuviera sexo con el. De todos modos cada vez ella se lo ponía más
difícil para que no le diera tiempo a acabar sus tareas y así no tener que
masturbarlo, y así a su vez que fuera más sumiso. El último mes no había
conseguido acabar ningún día las labores a tiempo. Pero entonces salto la
noticia.
Ama Akane debía volver a Japón
por temas de permiso de trabajo en España. Así que llamo a Enrique para
liberarlo y darle una última cita. Enrique se sintió aliviado por una parte,
pero por otra se había adaptado a la vida de sumiso y no sentía la necesidad de
buscar mujeres, o de cambiar su vida sexual.
-Hola Enrique. Supongo que estarás nervioso, e impaciente
por salir de esa jaula para siempre –le dijo mientras entraban al cuarto de
estar. Era el primer día que la veía vestida con ropa normal de calle. Unos
vaqueros y una camiseta escotada, con unos zapatos de plataforma con un tacón
normal. Apenas iba maquillada.
-Sabes en el fondo todo esto me había gustado. Ahora mismo
creo que estaba empezando a sentirme bien con todo esto, ama Akane.
-No hace falta que me llames mas ama Akane, aunque no me
quejare si me lo sigues llamando. Sabes, podrías venir a Japón conmigo y vivir
en mi casa conmigo como exclavo, pero eso si, como exclavo a tiempo total y sin
los derechos de tener placer que tienes ahora.
-Me encantaría la verdad. Últimamente mi alegría era venir
aquí contigo, y mi tristeza era irme ama Akane. Pero me temo que ahora mismo
tengo problemas familiares que debería resolver antes de hacer algo así.
-¿Te gustaría venir cuando resuelvas esos problemas?
-Es que no sé cuando se resolverán, y tiene pinta de que
después tendré otros. De todas formas me gustaría mantener el contacto por si
me surge la ocasión. No tengo ningún miedo de ir de verdad, pero ahora mismo te
prometo que no puedo ama Akane.
-Está bien, luego te daré una dirección de correo por si
quieres mantener el contacto conmigo.
Ella cogió el portátil, y empezó
a teclear. Pero al cabo de un rato todavía no lo había liberado.
-¿Sucede algo ama Akane?
-Es que no sé porque no detecta tu dispositivo. Es como si
estuviera apagado.
-¿Cómo?
-Espera que busco en soluciones a ver que puede estar
pasando –Ella siguió buscando unos minutos- ¡Joder¡ ¡Ya lo he encontrado¡ Tengo
malas noticias Enrique.
-¿Qué pasa?
-Pues que pone que los primeros dispositivos que fabricaron,
como es el tuyo, tienen un fallo de fabrica y el mecanismo que se supone que
recarga la batería tiende a estropearse si no se abre el aparato cada 3 semanas
para descansar.
-Pero, pero, pero. Bueno, Tendrá alguna solución digo yo.
-El aparato es macizo. No hay forma de llegar hasta la
batería para recargarla. Lo siento
Enrique pero te vas a quedar con eso puesto para siempre.
A Enrique se le cayó el mundo a
los pies al oír eso. Llevaba un mes sin correrse y se había ilusionado al saber
que le iban a liberar para siempre. Se sentía completamente frustrado y
agotado.
-¡Dios mío que voy a hacer¡
-Mira Enrique dame tu email, cuando vaya a Japón iré a la
central de la marca del dispositivo y veré que soluciones me dan.
-Oh, ¡Gracias ama Akane¡ ¡Esperare con ansias una respuesta¡
Enrique salió del piso y se fue a
casa. A los pocos días recibió un correo por parte de ama Akane:
Hola querido Enrique
Sé que esperabas que fuera a la
empresa creadora del dispositivo de castidad que llevas pero en realidad te mentí.
No se ha estropeado el dispositivo para nada. Cuando me dijiste que te había
gustado vivir asi, pensé que sería mejor dejarte con el dispositivo puesto y
cambie de opinión acerca de liberarte, asi por un lado pondrías más ganas en
venir a vivir aquí conmigo como mi exclavo total, y por otro lado seguirías
viviendo una fantasía de sumisión y castidad. Lo único que si hice es ponerle
un programa al dispositivo para motivarte. Cada semana será diferente para ti. En
unas tendrás descargas aleatorias, en otras tendrás la posibilidad de liberarte
si aciertas la hora en que la apertura esté disponible, sino tendrás que
esperar a tener otra oportunidad. Habrá otras en las que no suceda nada, pero
asi no las distinguirás. Espero que disfrutes de tu vida en castidad frustrada
si es lo que eliges, pero espero que vengas a Japón a vivir conmigo. Mi vuelo
sale hoy. Ojala nos veamos pronto.
Saludos de Tomito Akane
Enrique corrió hacia el
aeropuerto, no sabía muy bien si para exigir su liberación o para marcharse con
ella. Solo sabía que tenía que llegar al aeropuerto antes de que se fuera.
Cuando llego al aeropuerto la
policía había acordonado toda la zona. Cuando Enrique pregunto qué había pasado
le dieron la peor noticia de su vida: El avión había tenido un problema al
despegar y se había acabado estrellando. Enrique sintió que se quedaba sin
respiración: se acaba de quedar sin su ama y sin la opción de liberarse de un
modo normal del aparato de castidad.
jueves, 7 de febrero de 2013
domingo, 3 de febrero de 2013
La necesidad de Laura
Hacia 2 años y medio que Laura
era mi exclava. Cuando la conoci tenia 25 años y era una niñata virgen, que le
gustaba calentar pollas y no llegar a nada con nadie. Siempre la veía de fiesta
en los mismos bares con su grupo de amigas, que la tenían considerada como la
atrae hombres del grupo, pero como ella
era muxo de darse unos besitos y fuera, al final siempre acababan mojando
ellas. Pero ya con 25 años sus amigas ya empezaban a estabilizarse y tener
novios asi que ella decidió que ya iba siendo hora de tener uno en condiciones.
Y un dia se me acerco. Empezamos a hablar y conocernos, y pronto me di cuenta
de que no tenia ninguna intencion de llegar a tener sexo conmigo por lo menos a
corto plazo, asi que espere unos 3 meses de relación, y cuando vi que no iba a
ningún lado a pesar de mis tentativas, saque a relucir mi afición por la
dominación. Siempre he tenido carácter y eso parecía gustarle de mi, alguien
que fuera capaz de llevarla la contraria y en cierto modo apartarla de todos
sus caprichos. Quede con ella un dia en mi piso y después de un buen rato
poniéndola en su sitio la convenci para que viniera a vivir conmigo. Despues
poco a poco la fui sometiendo en las labores de casa y cuando se quiso dar
cuenta empezamos con el tema del sexo.
Empezo masturbandome, y poco a poco consegui que me hiciera mamadas. Los
castigos y azotes que se llevaba por las labores del hogar mal echas pronto
empezaron a gustarle. Al mes ya cometia fallos a posta solo para castigarla.
Pero llegamos a la penetración y a ella el tema no le convenció y todo pareció
echarse atrás. Pero se me ocurrió el plan.
Se acercaban las vacaciones de
verano y se suponía que íbamos a irnos a las islas baleares a pasar dos semanas en un viaje que yo había
contratado . Pero era todo mentira. La iba a llevar a una casa alquilada en
mitad de la sierra. Lo tenia todo preparado. Habia comprado una serie de
maquinas de follar, mordazas, esposas, cadenas, geles lubricantes y aceites
corporales de masaje. La tuve las dos semanas a base de orgasmos. Por las
noches la encadenaba a la cama y le ponía la maquina de follar que a la vez
lubricaba. Por las mañanas la tenia limpiando la casa encadenada de tal manera
que no podía moverse mucho, apenas lo justo, y con un consolador funcionando en
su vagina. Por las tardes la sentaba al sofá junto a mi a la vez que la sobaba
bien entera para después follarmela a mi antojo. De vez en cuando la quitaba la
mordaza para comer y para que me hiciera alguna mamada. Pero tal y como había
leído en distintos foros a ella le empezó ya a gustar el tema, tanto que una
noche decidi darle descanso pero ella empezó a refunfuñar y se lo tuve que
volver a poner.
Cuando volvimos ella siempre estaba
deseosa de tener sexo, es mas, empezamos a practicar el sexo anal por petición
suya. Cuando me quise dar cuenta los castigos ya no eran por haber dejado cosas
en la casa sin hacer, eran porque aprovechaba cualquier momento para
masturbarse. No me quedo mas remedio que comprarla un cinturón de castidad para
controlar todo aquello.
Al principio en seguida sabia como camelarme
para que se lo quitara. Me esperaba desnuda todos los días, me acariciaba, me
sobaba el paquete y en definitiva cualquier truco de mujer. Pero eso me estaba
quitando de amo. Asi que endureci los castigos físicos como los azotes, o
dejarla atada en posturas incomodas para no encontrarla desnuda al llegar a
casa.
Durante un tiempo la cosa funciono
bien, pero empece a estar muy liado con el trabajo y la descuide en el aspecto
del sexo. Me parecía un latazo tener que estar atándola para quitarla y ponerle
el cinturón, asi que llegados al punto solo me hacia mamadas que para mi era un
desahogo y a mi me bastaba. Asi que es bastante probable que sea por eso que al
final me encontre atado y desnudo en la cama. Asi es como lo vivi:
Me
despierto y me encuentro inmovilizado. Las manos esposadas al cabecero y los
pies a las patas. Tengo las piernas bien abiertas, lo cual pone bien expuestos
mis genitales. Ella entra por la puerta con uno de sus conjuntos de lencería.
Muy sensual y con paso provocativo
-Hola amo.
-¿Se puede saber a que viene el
atarme aquí?
-Tu tranquilo y relájate un rato
anda.
Ella empieza a acariciar mi torso
y a besar mis pezones, mientras una de sus manos empieza a acariciar mis
genitales que están completamente a su disposición.
-¿Sabes amo? Ultimamente con esto
del trabajo es que ya no disfrutas nada del sexo. Mirame, me tienes aquí
siempre bella para ti y esperando por ti y hace ya dos meses que no me follas.
-¿Tanto hace ya? No pensaba que
fuera tanto tiempo.
Mi pene ya esta como una piedra y
ella ha empezado a besarme por el cuello y a pasear sus labios cerca de los
mios. Suelta mi pene y me coge la cabeza con las dos manos acariciándola y me
mira a los ojos.
-Las ultimas veces solo has
querido que te hiciera mamadas. Y ya hace un par de semanas de eso, amo.
-Pues ahora mismo puedes hacerme
feliz con otra mas.
Se que ella no se va a atrever a
pedir que la folle porque sabe que solo por el hecho de pedirlo no lo hare,
pero la noto que lo pide a gritos. Se ha echado un par de veces la mano al cinturón
sin poder evitarlo.
-A tus ordenes. Pero amo yo me he
estado comportando bien todo este tiempo. Solo me gustaría recordárselo, amo.
Ella se introduce mi pene y
empieza a recorrerme un placer indescriptible. Me siento indefenso atado de esa
forma y eso me excita.
-Si no fuera porque estoy atado
te liberaba para que me follaras si quisieras.
-Puedes decirme donde esta la llave
y liberarme, luego te la devolvería amo.
-Se que no seria asi. Noto lo
caliente que estas ahora mismo.
Ella sube el ritmo y noto como en
breve me voy a correr. Estoy en la
cumbre, cierro los ojos……… y ella se para de repente.
-Se va a acabar esto del amo.
Estoy harta de no correrme y de ni siquiera tener sexo. Te tienes que ocupar de mi.
-¿Pero se puede saber de que vas?
-Yo también he estado leyendo en
foros, y al igual que las mujeres se vuelven locas si les haces tener muxos
orgasmos seguidos, se que a los hombres la castidad les produce el mismo
efecto. O me dices donde esta la llave o no te corres.
-No te pienso decir donde esta.
Esto es una gran falta y vas a pagar por ello.
Ella se sube encima mio y pone
sus pechos en mi cara.
-Seguro que te mueres por tocarlas y besarlas
y acariciarlas.
Me mira fijamente y con una de
sus manos vuelve a cogerme del paquete. Intento apartar la mirada de ella pero
ella me sigue. Mi erección es brutal y la verdad es que me muero por correrme.
-Solo tienes que decir donde
esta, yo me lo quito y follamos. Asi de sencillo.
-No te lo voy a decir. Y además
me vas a tener que acabar soltando. Yo puedo tener una tarde muy larga aquí,
pero pronto te la voy a devolver. Si me sueltas solo tendras el castigo que te
mereces por esto.
-¿Y si hago que te corras me lo
bajas?
Se
introduce de nuevo mi pene en sus boca. Sube y baja un par de veces mas
impidiendo que la intensidad de mi erección se pierda y ya de paso me quede de
nuevo al borde de correrme.
-Quiero
sexo y ya no me importa el jueguecito de amo esclava. Quiero recuperar el
tiempo perdido, dame la llave.
-No
acepto ordenes de ti exclava.
Se
levanta y se va, pero vuelve. Trae agua con hielos.
-Esto
va a ser mas largo de lo que piensas.
Mete
mis genitales en el agua con hielo. Pronto empiezo a notar como todo baja, pero
el calenton sigue en mi cabeza.
-Eso
puede ser malo para mi. A ver si me vas a provocar algún daño.
-Lo he
leído en los foros. A cierta temperatura no te pasara nada.
Ya esta
todo abajo y me quita el agua helada. Acto seguido vuelve a introducirse el
pene en la boca. Poco a poco vuelve a ponerse derecho y vuelta a empezar. Me
lleva hasta el borde del orgasmo y luego para. Vuelve a ponerme los hielos.
-No por
favor, para, por favor. Noto como mis pelotas crecen y se hacen mas pesadas.
-Dame
la llave de una dichosa vez.
-Nooooooooooo.
Repite
el ciclo una vez mas: mi pene se desinfla, quita los hielos, luego me acaricia
y cuando ya esta erecto me masturba hasta que estoy a punto de explotar, y luego
para. Vuelven los hielos. Pero yo no puedo mas.
-Basta.
Hablare. Esta en una de las patas de la cama. Por dentro. Quitas la tapa y ahí
la tienes.
-¿En
cual exactamente?
-En la
de la derecha.
Rapidamente
corre a levantar la cama pero no puede conmigo encima. Ingenia el modo de
hacerlo y la consigue.
-Seguramente
tendras otra porque sino de esta ya me habría dado cuenta. Pero me da igual, no
me vas a volver a poner esto otra vez.
Se
quita el cinturón y rápidamente empieza a masturbarse. Esta como poseída, pero
a la vez esta tremenda. Con una mano la entrepierna y con la otra se soba las
tetas. Mi pene a punto de estallar.
-Vamos
ya estas libre. ¡¡Follame por dios¡¡¡
-Vale,
pero antes tengo que hacer una cosa que sino no me duras nada.
Y va a
uno de los cajones y coge una especie de cordon húmedo que ata a la base de mi
pene. El caso es q lo hace con fuerza.
-Tiene
retardante para que dures mas.
Ya de
paso me pone un condon, Y me empieza a cabalgar. Yo noto como la sangre no
circula bien por mi pene, y a pesar de que me muero de ganas no puedo correrme.
Pasan los minutos y ella tiene varios orgasmos, pero yo no puedo correrme. Me
esta volviendo loco completamente. Al final ella para y se baja.
-¡No te
vayas, sigo atado y aun no me he corrido¡
-Voy a
ducharme.
Antes de irse me quito el condon
y el cordon alrededor de mi pene. Intente soltarme, pero no podía. Paso un rato
largo y mi erección acabo bajando. Estaba derrotado y agotado. Cuando por fin
salió de la ducha estaba muy guapa. Vestida de punta en blanco.
-Has sido un mal amo, y no me has
atendido como merezco. Me gustaba el jueguecito de amo exclava pero antes me
tenias mas satisfecha.
Me amordazo antes de que pudiera
decir nada. Y saco de su bolso algo que no podía creer. Era un cinturón de
castidad para mi. Consistia en una jaula metalica para envolver mi pene y un
candado que lo cerraba.
-Esto es para que sepas lo que se
siente.
Me puso aquello y me sentí
frustrado. Pero fue peor cuando ella empezó a lamerlo y su lengua se metia por
los recovecos. Mi pene intentaba ponerse erecto y no podía.
-Jajajajajajjajajaajaj. En unos
días volveré y te lo quitare no te preocupes. Tu madre viene luego. La he dicho
que estabas en cama malito. Agur
Se marcho de la habitación, pero
por lo menos me tapo con una manta. Cuando llego mi madre me quito las esposas
y me pregunto que había pasado. Le conte algunas excusas y la mande para casa.
Estuve casi dos semanas subiéndome por las paredes esperando a laura para que me quitara aquello
pero entonces llego una carta diciéndome que no iba a volver y que me buscara
la vida para quitarme aquello. Fue muy vergonzoso pero entre un amigo y yo
pudimos romper el candado sin sufrir daños. Al final perdi a mi esclava por
dejarla desatendida y encima ella me dio un buen escarmiento.
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